Monthly Archives: February 2023

26.02.23 — Diario

Entre chef, modelo y guía turístico

Tras unas semanas de estar callado aún estoy aquí, aún ando por Madrid y aún está haciendo un frío que me muero. Después de mi vuelta de Gijón hemos gozado de una semana o así de mayor tiempo, pero estos últimos días la temperatura ha vuelto a bajar a los bajos. No es como cuando pasó la borrasca Filomena por la ciudad hace un par de años, ¡pero basta para que no quiera salir de casa!

Un finde sí que me atreví a enfrentarme con el frío, ya que había quedado en ser guía turístico para unos visitantes muy especiales a la ciudad. Tras pasármelo fenomenal en su boda el verano pasado, Jess y Adam vinieron a visitar Madrid unos días. Antes de que pudiera verlos, había quedado con unos compañeros en ir a ver una exposición en La Casa Tomada. Llevo años queriendo visitar este centro cultural de mi barrio, así que fue guay por fin entrar y luego echarnos al sol un rato en su azotea.

Desde allí, los cuatro nos plantamos en una terraza y nos tomamos un par de vermús antes de que tuviera que irme a buscar a Jess y Adam que acababan de llegar al centro y andaban esperando a que se les diera la llave a su habitación. Jess salió y me encontró esperándolos en la plaza. Echamos un rato hablando hasta que pudieran subir a su habitación y en ese momento yo subí a la azotea del hotel para beberme otra copita de vermú sobre los tejados de Madrid. ¡Ni tan mal!

Enseguida se unieron Jess y Adam para tomarse ua copa antes de bajar al nivel de la calle y empezar a explorar la ciudad. Les enseñé algunos de mis barrios favoritos para comer y beber, pero las calles estaban petadas al igual que los bares. Luego me di cuenta que la concurrencia se debía a una gran manifestación que había finalizado justo a la hora que habíamos salido a hacer una ruta por el centro.

Al final acabamos probando unos platos locales en por mi barrio, después del cual subimos a mi piso a tomarnos algo y para que pudieran cotillear mi casa. Luego volvimos al centro para cenar en un sitio de tapas que sabía que les encantaría. Como acto seguido nos metimos en las calles del Barrio de las Letras para buscar un bar de vinos de Jerez que le encantan a Jess. Resultó estar cerrado por un evento privado, cosa que la interpretamos como intervención divina y por ende nos volvimos a nuestras casas respectivas.

Fue un placer poder enseñarles la ciudad y me quedé muy contento cuando Jess me contó después que les había encanado Madrid. ¡Estoy desando que vuelvan en breve!

La siguiente semana empezaron algunas aventuras culinarias mías, desde una ensalada caprese hasta una tanda temprana de torrijas. Hice estas delicias por primera vez en 2016, la primera vez que viví en Madrid mientras trabajaba en prácticas. La historia de esto se ha contado muchas veces y va así: un día mi compañero Luis trajo a la oficina una torrija que había comprado, la probé y me gustó, luego ese mismo finde me puse a investigar como se hacían y elaboré unas cuentas. ¡Las llevé a la oficina y me comentaron varios compañeros que me habían salido mejores que las de sus propias madres!

El secreto de mi receta es atreverse a pasarse mucho de azúcar y canela.

Ese fin de semana tenía otros planes que suponían cocinar lo menos posible mientras comía lo más posible. Esto empezó con una visita a la casa de Sara, donde se unió Rocío para echar una noche de vino y pizza casera. No salió como quisiéramos ya que acabamos cotilleando tanto que se nos olvidó la pizza y acabó estando un poco más crujiente que lo deseado, ¡pero nos lo pasamos pipa igual!

El día siguiente me reuní con Luis y nos acercamos al centro para verle a Carmen y participar en su proyecto fotográfico. Nos disparó unas fotos en plena calle, después del cual Luis y yo fuimos a desayunar. En ese bar se nos juntaron unos amigos más y acabamos yendo a una panadería buenísima (yo pillé un cruasán de chocolate y Luis se llevó un pan parecido al que compramos Megan y yo en Montreal) y luego a comprarnos unas plantas nuevas en un floristería al lado.

Mientras esperábamos que acabara Carmen, nos plantamos en un bar para tomar un vermú (mi copa favorita por si no te había quedado claro) y algo de picar. Como solo puede pasar aquí en España, esta copa luego se convirtió en unas horas de raciones y conversación al llegar Carmen.

Tras comer sin ni darnos cuentas, Luis, Carmen y yo pillamos un taxi a la casa de Carmen para seguir con nuestra tarde de risas. Pusimos unas películas mudas, nos echamos otra copa de vino y pasamos lo que quedaba de la tarde picando jamón, queso y unas rebanadas de pan casero hecho por Carmen. ¡Estábamos en la gloria!

El día siguiente lo pasé en casa cocinando y limpiando. Hice unas buenísimas (aunque lo diga yo) lentejas a la riojana y luego me puse a elaborar unas alitas de pollo según la receta de una compañera mía. Me salieron también muy ricas a pesar de ser un coñazo a la hora de comerlas. ¡Dejaron mi escritorio todo pegajoso en la oficina el día siguiente!

En el trabajo, me pasé una mañana muy guay un día gracias a la visita de unos estudiantes de diseño de Valencia. Tengo muy buenos recuerdos de la emoción cuando nos visitaron diseñadores de estudios locales cuando yo estudiaba en la universidad, así que me supuso un honor sentarme con ellos y compartir nuestro trabajo y mi experiencia. Espero que les resultase tan interesante y nutritivo como a mí me resultó agradable.

Este fin de semana va a ser muy tranquilo después de una semana algo movida. He estado poniéndome al tanto con mi familia y amigos del Reino Unido y todo el mundo, organizándome un poco la vida y hasta volviendo a poner la silicona de la ducha. Lo digo siempre pero me repito: ¡la vida adulta es nada más que una serie infinita de gestiones y tareas! Me quedé orgulloso del desayuno que me preparé ayer, sin embargo, que por una vez sabía igual de buena que luce en la foto.

Ahora ando esperando en casa a que se acerque Sara para echarnos la tarde tomando té, sándwiches y tal vez un vermucín. He preparado un relleno para los sándwiches que se llama coronation chicken (“pollo de la coronación”), una receta británica que incorpora pollo, mayonesa, curry, pasas, salsa de mango y canela. ¡La idea es que sea una comida británica en toda forma!

Eso sí, echo en falta un bol de patatas fritas de queso y cebolla, fui a buscarlas esta mañana pero resulta que han chapado la tienda británica que tenía cerca de casa y que ahora es una tienda de ropa barata. Esto lo descubrí tras congelarme las manos en la bici esta mañana. ¡Vaya decepción me he llevado un domingo por la mañana! Luego me acerqué a otra tienda en otro barrio, pero resulta que aquella también se va a convertir en otra tienda de ropa.

Estoy desconsolado…

11.02.23 — Diario

De Madrid a Gijón

Mi anterior entrada de blog trató de mi última visita a la casa de mis tíos antes de que la vendiesen a mudarse de vuelta al Reino Unido, pero ya me encuentro con otro viaje que contaros. Esta vez estoy viajando al lado opuesto de la peninsula, hacia el norte y la ciudad de Gijón. Mencioné antes de navidad que mis amigos Bogar y Javier estaban con las últimas preparaciones para mudarse a Asturias, así que este viaje supuso la primera oportunidad de verlos en su nueva casa.

Para ir a la ciudad salí corriendo del trabajo el viernes y me acerqué a Moncloa para pillar un BlaBlaCar. Me recogió un tal Juan que enseguida arrancó una conversación entre los cuatro que íbamos en el coche. Me puse a hablar con otro pasajero que me contó como había trabajado en el teatro toda su vida, en primer lugar como actor y luego en el diseño y producción del decorado. Me acordaba de mis días currando en un teatro de mi pueblo.

Llegamos a Gijón mucho antes de lo previsto, lo caul despistó a Cami, mi buena amiga que sería mi anfitriona durante el finde. Saqué las pocas cosas que llevaba de la maleta mientras ella acababa sus gestiones y como acto seguido los dos cogimos un taxi a la playa para reunirnos y cenar con Bogar y Javier.

Tras un par de bebidas en la barra, nos pusieron una mesa a los cuatro y empezó nuestra cena. Yo había tenido un día muy pesado entre el trabajo y el viaje largo y sabía que Bogar y Javi tenían que hacer unas gestiones el día siguiente, así que había supuesto que sería una noche tranquila. ¡Vaya equivocación!

Una vez contentos gracias a la sidra, Javi dijo que deberíamos salir de fiesta ya que los planes que tenían para el día siguiente se habían tumbado. Estábamos en plena cena con comida rica y buena compañía, así que no pusimos ninguna pega al plan. Después de cenar, nos acercamos a un bar cuyo dueño era amigo de Javi. Allí nos tomamos unos daiquiris de fresa buenísimos y partimos a bailar en un par de discotecas.

Lo mejor de los cócteles fueron las nubes enorme que habían echado encima.

Sobra decir que no dormí temprano como me había imaginado, pero nos lo pasamos fenomenal. Hubo musica buena, copas ricas y me encantó que Cami pudiera conocer a Bogar y Javi ahora que los tres viven en la misma ciudad. Lo malo de todo esto fue que el día siguiente Cami y yo nos encontrábamos exhaustos, así que nos quedamos por casa casi todo el día, salvo una visita rápida al supermercado a por comida para Luke, el perro de Cami.

El domingo nos encontrábamos como nuevo. Salimos por la tarde a visitar el piso de Bogar y Javi, un apartamento bonito cerca de la playa en el que habían entrado ya en diciembre. Tras hacer el tour, acabamos en un bar cercano para tomarnos un aperitivo que luego se convirtió en una tarde pasada entre bar y bar.

El día siguiente fue lunes así que tuve que volver al trabajo, aunque fuera a distancia desde el salón de Cami. Pude salir una hora a comer así que Cami y yo nos aceramos a una sidrería cerca de casa. Allí comimos unos platos deliciosos pero bien pesados, entre ellos un caldo, una churrascada y arroz con leche.

Tras ponernos finos, volvimos a casa para que pudiera acabar el día laboral. Una vez desconectado, hice la mochila y luego Cami me acompañó hasta un aparcamiento cercano para que pudiera coger mi coche de vuelta a Madrid.

He de decir que me lo pasé pipa en Gijón con Cami, Bogar, Javi y sus amigos. Los planes fueron muy espontáneos, como tiene que ser en visitas cortas como esta. Tengo que darle las gracias a Cami por acogerme en casa una vez más y destaco también que ando con ganas de invadir la casa de Bogar y Javi en cuanto tengan montada la habitación para invitados…

De vuelta a la capital, he vuelto a la rutina cotidiana del trabajo, la natación y los planes con amigos. Como últimamente no he parado, he decidido tomarme unos findes para descansar sin viajar ni hacer grandes planes. Este fin de semana parece que lo único que hago es limpiar la casa y hacer alguna que otra gestión, ¡cosa que me está viniendo muy bien por ahora!

Aquí un selfie gratuito en el frío pero con algo de sol.

Todo esto quiere decir que lo más probable es que no haya mucha actividad aquí en mi blog. No te preocupes, sin embargo, porque tengo algunas ideas para otras entradas que aprovecharé para compartir más fotos e historias de estos últimos meses. ¡Estáte al loro!