Monthly Archives: May 2021

09.05.21 — Diario

Llega el verano y me hago viejo

El finde tan lluvioso y miserable que predecía al final de mi última entrada de blog resultó suponer, por desgracia, una predicción clavada. Tras un sábado encerrado en casa, sin embargo, tenía ganas de salir, así que no tardé nada en aceptar la propuesta de Napo de comer por allí.

Saliendo bajo un cielo bien oscuro y amenazador, me subí a una bici y me dirigí a le estación más cerca de NAP Pizza, nuestra pizzería favorita por sus pizzas hechas en horno de leña. Nos pusimos al día sobre unos platos deliciosos, pero al salir nos enfrentamos con una lluvia torrencial. Por suerte mi paraguas medio roto aguantó el viaje a la parada de bus y el viaje de vuelta a mi piso.

Después de un finde tranquilo me enfrenté con una semana laboral bastante ajetreada, pero un cambio repentino del clima trajo unas tardes soleadas y me puso de buen humor. Como otra acción para volverme más activo en mi día a día, aproveché de estas tardes de buen tiempo para llamar a unos amigos mientras caminaba de vuelta a casa de la oficina.

Estos paseos me suelen llevar por el Parque del Oeste, que se encuentra justo a lado de la oficina, y por el Templo de Debod. Desde allí también paso por el Palacio Real y los jardines que los rodea – ¡no me quejo nada del viaje!

Al concluir la semana, tocó el caos anual que es mi cumpleaños. El inicio de mi vigésimo sexto año en esta tierra conllevó una cantidad sorprendente de regalos. Mis padres me enviaron una camisa nueva y unas barritas de chocolate Cadbury’s, ¡y Abi y Danni me mimaron con una caja enorme llena de lo mejor del picoteo británico!

En el trabajo luego me sorprendieron unas compañeras con una caja de regalo que trajo vino, aceite y cecina (mi fiambre favorito) entre otras cosas. También me había preparado otra compañera una caja de brigadeiro. Este dulce se suele comer durante los cumpleaños en Brasil, y se hace a base de leche condensada y cacao en polvo que se forma en bolas y se salpica con otros ingredientes. En esta ocasión disfrutamos brigadeiros de almendra o granas de color: ¡las dos opciones híper deliciosas!

Para continuar las festividades, salí a comer con otra compañera, y luego volví a casa para cambiarme rápidamente y prepararme por una cena con Sara y Jhosef. Al final esto no lo hice lo suficiente rápido, cosa que era evidente al llegar yo media hora tarde al restaurante venezolano – ¡ups! Me tomé un par de vermús uno tras otro para alcanzar a los dos, y luego compartimos una botella de agua y unas raciones ricas.

Ya que seguíamos con el toque de queda, nos pusieron la cuenta sobre las diez y media, pero nosotros no queríamos que acabase la noche por ahora. Pillamos un taxi y volvimos a mi casa, abriendo una botella de ginebra y poniendo un poco de música para hablar hasta la madrugada.

Tras despertarnos con la cabeza bien pesada en mi piso, pasé lo que quedaba del día intentando quitarme la resaca en casa. Solo volví a salir por la noche para cenar con Bogar, Hugo y Sergei. Fuimos a una hamburguesería que llevo un rato queriendo probar, y disfrutamos de una cena bien rica, pero me fui yendo para casa relativamente temprano ya que seguía con dolor de cabeza.

Esperamos a que se abra el restaurante mientras me muero yo de dolor de cabeza.

Menos mal que tuvimos un finde largo después de mi finde: el puente me dejó recuperar el día perdido que pasé vagando por mi piso. Aproveché del día extra para cocinar las comidas de la semana corta que venía y para dar unos paseos por mi barrio.

Una tostada con tomate, aceite y un toque de sal nunca falla en resucitar.

Esta semana hemos visto una subida de temperatura repentina a niveles que parecen verano, así que decidimos quedar en Retiro para montar un picnic. Nos tumbamos al lado del lago y picamos unos palos de queso, unas empanadillas y un cubo de pollo del Kentucky que había traído Bogar – ¡todo acompañado por unas latas de cerveza, por supuesto!

Bogar me robó el abanico explícito para montar este shooting.

Una vez a la vuelta las nubes y una vez frustrados nosotros por la falta de dónde comprar más picoteo y bebidas, los cuatro nos subimos a un bus y bajamos a la casa de Bogar para seguir tomando y pasar la tarde compartiendo nuestros videoclips favoritos. También hubo más pollo frito…

Salí de la casa de Bogar a las once y media de la noche – cosa que se puede hacer ahora ya que se ha quitado el toque de queda en Madrid – y he pasado la mayoría del día de hoy cocinando y limpiando el piso como suelo hacer los domingos. Estar encerrado en casa hoy día se me ha hecho bastante fácil, sin embargo, ya que las nubes que nos interrumpieron ayer se han convertido hoy en una tormenta.

Con el fin del toque de queda en Madrid y la suavización de las restricciones en España en general, estoy esperando que pueda volver a visitar lugares como Murcia o Tenerife este verano. Quizá – y depende de cómo van las cosas allí – pueda incluso volver a Inglaterra un rato. Quien sabe…