Monthly Archives: October 2020

25.10.20 — Diario

El otoño madrileño

Me niego a aceptar que la última vez que publiqué en este blog fue hace solo dos semanas, ya que parece que he hecho tanto en los últimos quince días ¡que podría ser ya el final del año! Sea una visita rápida a la oficina o un paseo por el centro, he aprovechado al máximo de estos últimos días de buen tiempo antes de la llegada del frío invernal.

Un evento que ha dominado mi tiempo recientemente ha sida la mudanza que estamos realizando en Erretres a nuestro nuevo espacio. Esta vez volvemos al centro, con una nueva oficina que se encuentra en Argüelles en el norte de la cuidad.

Para prepararme para la mudanza, fui por última vez a la oficina anterior para recoger mis cosas y organizar mi escritorio, y también para llevar mi iMac a casa. Eso lo hice porque quisiera comprarme un monitor pero no sabía qué tamaño pillar, así que me fui con el iMac de 27 pulgadas guardado en una bolsa de IKEA que había encontrado en un armario, con la intención de ver cómo quedaría una pantalla de ese tamaño en mi casa. Debe haber parecido super extraño cuando salí con un ordenador enrome – enrollado en una toalla y guardado en una bolsa de plástico – y lo subí a un taxi al salir de un chalet grande en las afueras de Madrid.

Después de elegir el tamaño de pantalla que quería y pedir un monitor de LG, tocaba celebrar la incorporación de Jhosef en su nuevo trabajo. Subimos al centro para que se comprase un nuevo traje y luego fuimos a Takos para compartir un plato enorme de tacos con horchata.

La próxima salida fue con Sara, que me llevó a un italiano fabuloso cerca de su casa – que se encuentra también en Argüelles – donde cenamos una pizza deliciosa preparada en un horno de leña. Luego pasamos por su casa para conocer a sus compañeros de piso y tomar una buena cantidad de vermú, lo cual me dejó con la cabeza un poco pesada el día después…

Dicha resaca no podía detenerme, sin embargo, ya que tenía que preparar un poste. Había quedado con un par de compañeras para comer en la casa de una de ellas, que había preparado una comida enorme de cocido. A mí me tocó traer el postre, ¡así que preparé una cantidad bestial de torrijas!

Una vez hechas las torrijas, salí para disfrutar de una cocida riquísima acompañada por unas copas de vino tinto. Pasamos un buen rato hablando, pasando la tarde picando una selección de quesos y tomándonos un gintonic.

Una vez de vuelta a mi piso, e instalada la nueva pantalla, empecé la siguiente semana laboral con mi nuevo escritorio configurado. ¡Me ha dejado con el cuello mejor y ha facilitado mucho mi trabajo!

Después de pasar un sábado jugando con este nuevo sistema, decidí salir de mi piso y caminar por la cuidad para explorar antes de la llegada del invierno. Este paseo me llevó al barrio de las letras, donde tomé un café y un trocito de tarta antes de explorar una serie de tiendas independientes que se encuentran por allí.

Después de mi vuelta solitaria, volví al centro y al barrio de Chueca para tomar un cóctel con Hugo y Sergei. Mientras buscaba unas bombillas antiguas para empezar una colección personal aquí en España (es una obsesión mía), encontré unas tiendas de interiorismo que nunca había visto, y al final logré encontrar unas incandescentes coloridas.

Pasear por la zona norte de Chueca me llevó a unas tiendas interesantes.

El finde terminó con una noche dominguera pasada en Retiro, el parque más mítico de Madrid. Jhosef y yo subimos al sitio idílico en autobús, y al llegar dimos una vuelta por el lago, pasamos por el Palacio de Cristal y caminamos por sus otras zonas bonitas. Después del atardecer, salimos para casa, pasando por una churrería para merendar unas porras frescas con chocolate – ¡riquísimas!

Jhosef el churrero.

La seguinte semana empezó con una visita a Argüelles para mi primer día trabajando en la nueva oficina. El nuevo espacio es muy agradable, con sus balcones sobre la calle debajo y una plétora de salas espaciosas para trabajar. A pesar de estar solo en una sala debido al aforo limitado, me gustó estar en otro entorno, y salir a comer con mis compañeros supuso una vuelta a algún tipo de normalidad.

No volvemos a la oficina al 100% todavía, sin embargo, así que seguiré trabajando desde casa durante un buen rato todavía. Para no perder el gusto que da salir de la casa, he pasado las mañanas y tardes dando vueltas por mi barrio, sacando unas fotos en la luz mañanera o del atardecer.

Este finde se ha arrancado con un sábado ajetreado. Subí al mercado de Chamberí con Jhosef, Sara y mi compañera Blanca. Allí habíamos quedado con otro compañero, Jesús, que es dueño de una hamburguesería en el mercado. Sara y yo habíamos oído hablar del sitio, El Toril Gourmet, y no nos decepcionó nada – ¡disfrutamos unos de los mejores tequeños y hamburguesas en Madrid!

Sara, Jhosef y yo bajamos luego por las calles de Madrid, tomando unas copas en una terraza en Madrid. Luego llevé a los dos a una tienda por que me quería comprar una bata, y después nos fuimos todos a casa para pasar una noche tranquila en casa.

Ahora ando en casa en mi bata esponjosa y es hora de concluir esta entrada de blog. Espero tener noticias durante estas siguientes semanas, ¡ahora que tenemos dos puentes bien merecidos en noviembre!

10.10.20 — Diario

Llega la segunda cuarentena

Ya que mi última entrada de blog trató del interior de mi piso, esta va a explorar los ratos que he pasado en las calles y rincones de Madrid. Es algo que he intentado aprovechar ahora que la posibilidad de una segunda cuarentena ya se ha hecho realidad. Estas nuevas medidas son – afortunadamente – menos restrictivas que las últimas, ya que suponen más restricciones perimetrales, y no nos dejan encerradas en casa.

Sin retraso, vamos allá para ver las escapadas de la semana pasada, cuando me monté en bici para bajar desde el terminal norte de mi línea de metro local. Empecé en Moncloa y bajé por las cuestas del Parque del Oeste, y luego tomé un desvío que me hizo descubrir una sena ciclable por las orillas salvajes del Río Manzanares.

Nunca conocía este paraíso de verde en pleno centro de Madrid.

Desde allí tuve que dar la vuelta antes de acabar muy lejos de la civilización, y de allí retrocedí hasta encontrarme en la ruta que suelo tomar por el río y de vuelta a casa. No sabía si debería haber estado en unos tramos de dicha ruta, ya que quedan muy cerca de unos barrios que llevan en cuarentena selectiva desde hace unas semanas, pero nadie me detuvo así que seguía a toda leche por las orillas del río.

Otra tarde la pasé en la casa de una compañera, que tuve que pasar por su casa para recoger unas muestras de envases para un proyecto de embalaje que tenemos en marcha en la oficina. Al llegar me quedé muy feliz al ser invitado a cenar con su familia, que consintió en una tortilla, jamón, una crema casera de calabaza y zanahoria y muchas cositas más.

Después de pasar el resto de la noche conversando con su familia, volví a casa hinchado de comida y contentito después de unas sidras – ¡como debe de ser!

La tarde siguiente salí con Jhosef para celebrar su oferta de trabajo en una empresa aquí en Madrid, una noche que consistió en subir a la azotea de El Corte Inglés para tomar unas cañas y unos pinchos. Pasamos un rato corto pero divertido conversando, pero no tuve que esperar mucho para la próxima reunión, sin embargo, ya que había quedado con Sara ¡que se ha mudado a Madrid desde Gijón!

La última vez que vi a Sara fue ya hace más que dos años cuando visité Oviedo justo antes de que se fue Kevin a los EEUU, así que te puedes imaginar la emoción que me hizo recibir su mensaje diciéndome que ya andaba por Madrid. Quedamos en vernos en pleno centro de Madrid, en la Puerta del Sol, debajo de la estatua emblemática del oso y el madroño.

Desde allí caminamos y hablamos sin parar durante unas horas, pasando por la catedral, que lucía preciosa en la luz del atardecer. En el camino paramos para tomar unas cañas y tapas en la calle, donde nos pusimos al día con todas las novedades y cotilleo de los últimos dos años.

La zona alrededor del palacio y la catedral se ve siempre precioso a estas horas.

Siempre he sido fan d e los atardeceres rosas que disfruta Madrid.

Desde el centro, bajamos por Lavapiés y a mi barrio, donde nos pusimos finos con unas relaciones de mi bar local favorito. Luego subimos a mi piso, donde nos tomamos un vermú para acabar bien la noche y jugamos un poco con las luces de color.

Unos días después, me saqué de la casa para dar una vuelta por la cuidad. Subí a Chueca en bici y luego caminé a Malasaña, donde pasé un rato por las calles bonitas antes de comer una pita en un local bonito que me había recomendado una amiga.

Después de esta comida rica, fui a buscar unos de los mejores donuts veganos de la cuidad. Al llegar, sin embargo, el sitio había quedado sin donuts, pero no me mosqueé ya que había disfrutado de un camino por un barrio de la cuidad que no suelo visitar.

Para acabar una semana loca de trabajo y escapadas, visité la tienda británica para pillarme unas botellas de Vimto, una bebida británica que nos tiene enganchados tanto a mí como a Jhosef. Disfruto de estas visitas al norte de la cuidad, que siempre aprovecho de la oportunidad de ponerme a leer en el autobús antes de bajar a casa en bici por las calles bonitas del centro.

Y así concluyo esta ronda de actualizaciones de las últimas dos semanas aquí en Madrid, donde ya estamos de nuevo en un estado de alarma. Saldré a visitar unos amigos durante este puente, pero vamos a utilizar mascarilla, mantener la distancia y ser poca gente – ¡juntos paramos este virus!

Hasta la próxima, ¡chau!

04.10.20 — Diario

Un ejercicio en iluminar mi apartamento

Este año muchos hemos pasado bastante tiempo en casa. Por la llegada de la cuarentena que nos cogió a todos de sorpresa en Madrid a principios de este año, he visto más del interior de mi piso que quizás quisiera, por lo cual he intentado hacer que el sitio sea lo más acogedor y confortable posible.

Si llevas tiempo siguiendo mi blog, sabrás que soy muy fan de la iluminación. Cada vez que me mudo a un nuevo espacio, retoco un poco la configuración de la iluminación, ya que me resulta difícil descansar y relajarme en el lugar si no está bien iluminado.

Por eso instalé el sistema actual de iluminación en mi casa. Durante un buen tiempo han estado conectadas todas las lámparas de la casa – incluida la bombilla de la campana de cocina – a mi móvil a través de una combinación de un router de IKEA y el HomeKit de Apple. Este sistema me permite ajustar el brillo de la mayoría de las luces de mi casa desde mi móvil, y he configurado una serie de “ambientes” que uso dependiendo de la hora y mi estado de ánimo.

Naturalmente no podría estar contento con solo eso, así que me compré unas luces LED del IKEA para sumar a unas que me llevé de Inglaterra que antes se encontraban instaladas en mi habitación en la universidad. Durante la cuarentena, me puse a diseñar e instalar una configuración comprehensiva de estas luces, para que pudiera cambiar el color de mi casa entera con tan solo darle a un botón en mi móvil.

Una consideración importante de este sistema, sin embargo, fue que las luces de LED solo deberían verse al estar encendidas. Me encanta la idea de poder activar una serie de luces coloridas para crear ambientes variados en casa, pero no quisiera que la inclusión de dicho sistema comprometiera el aspecto limpio y minimalista que he intentado crear dentro del piso.

Por eso diseñé un sistema que es totalmente discreto cuando se encuentre apagado. Consiste en una serie de luces LED escondidas que, a pesar de no verse, pueden iluminar la casa entera una vez activadas. Bien instaladas detrás de los muebles, montadas en rincones discretos de la casa o hasta insertadas entre los tallos de una planta, la activación de estas luces coloridas es tanto inesperada como es bonita.

Todo esto nos lleva a una serie de fotos que documentan unos de los rincones del piso que más me gustan. Las imágenes que se encuentran a continuación enseñan como luce la casa en tonos de rojo, rosa, morado y azul. Los colores se pueden cambiar, y seguro que sacaré unas fotos más en algún momento para explorar esto, pero por ahora disfrutad de esta paleta que llevo unas semanas utilizando mucho…

Ahora toca ver si puedo encontrar espacio para añadir aún más, ya que ahora estoy configurando un nuevo escritorio en mi salón puesto que el teletrabajo se está convirtiendo en una parte clave de esta nueva normalidad. Para ver eso, y para ver mi piso iluminado en muchos colores más, ¡seguid echando un vistazo a mi blog!