Monthly Archives: September 2019

18.09.19 — Diario

¿Qué opinas tú?

Hoy no vengo para hablaros de mi vida, ¡sino para pedir que me habléis a mí!

Llevo seis años ya actualizando mi blog (en inglés, por lo menos), y durante ese tiempo he tenido la suerte de recibir unos comentarios bonitos sobre él. Recientemente, sin embargo, he estado pensando en maneras de hacer el contenido más interesante y variado, por lo cual me interesa mucho ir que vosotros, los lectores, opináis.

Ahora voy directamente al grano: pido, por favor, que tú rellenes este cuestionario. No deberías tardar más que un par de minutos, pero me ayudará mucho al seguir actualizando mi blog durante los próximos seis años. ¡Gracias por adelantado!

14.09.19 — Diario

Un viaje más a Murcia

Parece que fue ayer la última vez que bajé a Murcia a ver a mis padres, pero la entrada de blog sobre aquel viaje me recuerda que visité la region hace solo dos meses. Esta vez me quedé allí cuatro días, dos más que lo usual, ¡y me encantó la oportunidad de relajarme y ponerme al día con mis padres!

Tras salir del trabajo el viernes pasado, empecé con la rutina conocida de coger el tren en Atocha y bajar a Murcia. Me reuní con mis padres en la estación y desde allí fuimos al piso de mi tía. Llegamos sobre la medianoche, por lo cual era demasiado tarde como para ponernos a buscar restaurante, así que cenamos unos bocadillos que había preparado en Madrid.

El sábado por la mañana lo pasamos vagueando por el apartamento, y luego fuimos a la costa del Mar Menor. Comimos en un sitio donde habíamos estado previamente en nuestra última visita y que le gustaba a mi madre. Luego dimos un paseo por la playa y paramos a tomar algo con vistas al mar. 

Three faded white shutters on a sun-bleached house.
Palm trees and sun-bleached houses on the Murcian coast.

Después, y con unos ingredientes que habíamos cogido durante el viaje de vuelta, pasé la tarde preparando una receta que siempre gusta: quesadillas de pollo con ensalada de pico de gallo y yogur natural. No obstante, la cena se amargó cuando vimos que el pronóstico fue que el tiempo nos amenazaba con la cancelación de la excursión que teníamos planificada para el día siguiente – ¡como si no hubiera yo aguantado suficiente lluvia en Madrid!

Las nubes tormentosas empezaron a apartarse al avanzar la mañana y dejaron pasar los rayos de sol – ¡y con él la esperanza de que la excursión podría ocurrir! Al final tuvimos suerte, y fuimos al pueblo costero de Cabo de Palos.

La última vez que visité su costa fue con mi tía en enero de 2018, sin embargo para mis padres era su primera visita. Para enseñarles un poco el pueblo, paseamos por el puerto y dimos una vuelta por el paseo marítimo y sus restaurantes. Después los llevé a un bar en un callejón pequeño para que probaran la cocina local.

A row of blue boats in a harbour.
A handwritten sign on the side of a building.
The sea is seen between two houses, which is all seen through a portal window.

Después de comer, bajamos por otro callejón estrecho entre unas casas, y nos encontramos en a otro paseo marítimo que va hasta el faro en la punta del cabo. Fuimos subiendo a nuestro ritmo, pero aún así el calor nos atacaba, por lo cual el paseo terminó en un bar callejero para tomar unas cervezas y un café.

A rock just out of the sea.

Alguien decidió realizar un ajuste de muy buen gusto a esta señal.

A sign warning of the risk of falling off a cliff.

Con las energías recargadas, continuamos hacía el otro lado del pueblo, disfrutando las vistas del mar y mirando las cuevas y casas antiguas al caminar. Mientras bajábamos, las nubes empezaron a volver, así que pensamos que era mejor volver al coche para estar en el piso cuando para cuando empezase a caer.

Red shutters and yellow walls.
A colourful rock juts out into the sea.
A sea-bleached blue house.
An abandoned garden with pink chairs.

Cenando unos espaguetis que preparé, conversamos de los planes para los dos días siguientes. El lunes era mi último día entero en Murcia, por lo tanto decidimos que íbamos a cenar fuera para celebrar mi última noche, pero quedaba la cuestión de qué haríamos durante el día.

La respuesta fue bastante obvia: ¡unos baños de barro!

Me bañé en dichos baños en San Pedro del Pinatar la última vez hace un año ya, pero esa vez no logré sacar ni una foto de la experiencia. Esta vez, sin embargo, y mientras me cubría con una capa gruesa el barro sulfúrico apestoso, ¡estaba mi madre para sacarme unas fotos!

Me, covered in mud.

Tras quitarme el barro a través de un baño rápido en el mar, los tres fuimos a una terraza en la playa para tomarnos un par de cervezas en el sol. Allí pasamos unas horas de la tarde, y luego volvimos al coche con un pan en la mano y nuestra piel realmente brillando.

Una vez en casa comimos, echamos una siesta y pasamos un rato por el piso y la piscina. Luego nos subimos al coche y fuimos a un restaurante italiano local para cenar. No había estado antes, pero me sorprendió lo majos que eran los camareros y la calidad de la comida. Cené un plato de solomillo y champiñones en una salsa cremosa, ¡y estuvo delicioso!

A block of apartments is lit up by the warm evening sunlight.
A blue and pink sunset is silhouetted by a tree and a block of apartments.

Luego llegó el martes, siendo mi último día en Murcia. Optando por otro día relajado, pasamos la mañana en la costa y luego fuimos a otro pueblo pequeño para comer.

A jetty is seen in the sea, with mountains in the background.

El restaurante al que fuimos era el mismo sitio en el cual comí la última vez justo antes de volver a Madrid – ¡se está convirtiendo en una costumbre familiar! Igual que la última vez, nos hinchamos comiendo plato tras plato de comida deliciosa, ¡después de los cuales tuvimos que tumbarnos una hora para hacer la digestión!

Poco después, sin embargo, me tocó hacer la mochila, ducharme y volverme a la estación de tren. Después de estar atascados detrás de un tractor en el camino, no nos quedó mucho tiempo al llegar, así que tuve que despedirme rápido de mis padres. ¡Esos cuatro días pasaron en cuatro minutos!

Estoy seguro de que volveré a Murcia dentro de poco, a los principios del año que viene como tarde. Antes de eso, sin embargo, tengo un viaje rápido a Inglaterra en noviembre, y muchas cosas que hacer aquí en Madrid…

08.09.19 — Diario

Tormentas veraniegas

Desde volver de Valencia, he estado con la rutina diaria de trabajo, casa y terraceo. Dicha rutina se ha interrumpido unas veces, sin embargo, ¡tanto por yo como por el clima otoñal que me ha afectado todos los planes!

Hace un par de semanas, Bogar y yo fuimos al cine porque nos interesaba ver la nueva versión de uno de los clásicos de Disney: El Rey León. Debo admitir que me gustó bastante la película, a pesar de no ser nada novela: es básicamente la misma película pero con “acción real” (spoiler obvio: es todo CGI). Lo destacado para mi era la interpretación de Timbón por Billy Eichner – ese personaje solo hizo que valiese la pena ver la película.

Interesantemente, el cine pequeño en el cual vimos la película fue de los edificios bonitos que vi la primera vez que visité Madrid. Me acuerdo de imaginarme cómo sería el interior, y ahora que lo he visto, ¡debo decir que no parece nada a lo que me imaginaba! Además de ser mucho más grande de lo que se espera, el interior es muy moderno, ¡y por suerte dispone de aire acondicionado! 

The yellow facade of "Cine Ideal" in Madrid.

Otra tarde me fui a ponerme al día con un amigo que no había visto durante bastante, lo cual supuso unas copas en una terraza. Después fui de compras en el Mercadona, y vi una puesta del sol bonita mientras volvía a casa con un pollo entero en la mochila.

Glasses on an outdoor terrace table.
A low sun casts long shadows and illuminates the street in a warm glow.

Dicho pollo no se mencionó por nada, sin embargo: ¡ha sido uno de los mayores dramas de la semana! Había visto que comprar el pollo entero renta más que comprar bandejas de piezas, y mi amigo Leo (un cocinero) me dio trucos de como asarlo bien, así que me llevé uno a casa y así empezó el desastre.

No sé cómo logré dejar carne, huesos y caldo por todos lados, pero mi piso parecía un campo de batalla después de tan solo cinco minutos de intentar cortarlo. El resultado ha valido la pena, sin embargo, porque ya tengo una montaña de pollo delicioso guardado en la nevera. El problema ahora será comerlo todo antes del viernes…

Tiene que comerse todo antes del viernes porque voy directamente del trabajo a Murcia, en donde estaré reunido con mis padres durante unas vacaciones breves de cuatro días. Os cuento más sobre eso luego, sin embargo, porque me queda una semana en la oficina con jornada no intensiva por trabajar. Por lo menos, el horror del cambio de horario se hizo más agradable por una bonita salida del sol que vi mientras esperaba mi tren por la mañana…

A pink, purple, and orange sunrise over the train lines of a station.

Que no te engañe el clima, sin embargo, porque recientemente no ha hecho el mejor tiempo. La semana pasada he tenido que aguantar la tristeza de un concierto cancelado de Rodrigo Cuevas, un viaje a IKEA también abandonado, y una visita a une exhibición de la cual salí para que me dase la bienvenida una tormenta.

La llueva nos dejaba en paz durante en día laboral pero atacaba por las noches.

Droplets of rain on a window.

Aún así me disfruté mucho en dicha exhibición, la cual trató de un asunto bastante raro: era una colección de biblias. Quienes me conozcáis sabréis que la religión me interesa cero, pero lo interesante fue que eran de la colección de un hombre que llevó años intentando conseguir una copia de la Biblia en todos los idiomas escritos del mundo.

Engraved text on the facade of a building in Madrid.
Pages of a bible in the Bhutanese Dzongkha script.

Ya que aprecio mucho los idiomas, la comunicación visual y los sistemas de escritura, me fascinó ver una variedad tan grande de idiomas y alfabetos en un solo sitio. Desde el alfabeto latino que usamos nosotros hasta el alfabeto Dzongkha de Bután, pasé un bueno rato inspeccionando cada sistema y exposición.

Incluso había unas biblias que me llamaron la atención por otras razones. La exposición final mostraba unas biblias ilustradas de dibujos japoneses, Biblias de Braille, la Biblia interpretada en lengua de signos y incluso una Biblia ilustrada con pantallazos de Minecraft. Otra era escrito en coreano pero tenía la portada en blanco, lo cual hizo que fuera bastante obvio saber de donde había venido: Corea del Norte.

A bible with a blank cover and Korean text.

Así más o menos he contado lo que ha pasado estas semanas aquí en Madrid, lo cual acabará con una tarde de tacos con mi amigo Bogar y mi tren a Murcia mañana. Una vez de vuelta a Madrid, volveré con más noticias, pero hasta entonces voy a intentar desconectar y relajarme durante unos días.