26.11.20 — Diario

La Navidad se acerca

Nos quedan unos pocos días para estar ya en diciembre, y ya he empezado a organizar mi viaje de vuelta a Inglaterra para pasar las navidades, así intentando mantener una ilusión de normalidad y repetir mis vacaciones del año pasado. Queda claro que ahora nos encontramos en las últimas semanas de otoño por aquí, con un cielo gris constante y lluvias molestosas suponiendo un contraste brutal con las alturas de calor insufrible del verano madrileño.

Este año los reyes magos me han visitado un mes y pico temprano, sin embargo, porque me permití el lujo de comprarme un nuevo móvil que llegó hace quince días. Pagué un poco más para pillar uno con una cámara potente, así que esta entrada de blog será salpicada por una serie de fotos que he ido sacando estos días. A ver si esta cámara supone un cambio drástico como cuando llegó mi iPhone X hace tres años…

Entre los días de trabajo, durante los cuales he sacado unas cuantas fotos desde las ventanas de la oficina, Jhosef me visitó en casa para ver mi nuevo juguete y obligarme a mover mis datos al mismo. Tras una tarde de beber té, montar un spa en casa y pasar por la oficina para recoger una cosa, por fin realicé el cambio al nuevo dispositivo, y me fui para disfrutar de las actividades del finde con las tres nuevas cámaras en el bolsillo.

La semana siguiente fue tan ajetreada como siempre, trabajando duro y jugando duro. Con la incorporación de un nuevo perfil en el equipo de Erretres, aprovechamos de la oportunidad de montar una comida de equipo, y en casa me aseguraba de relajarme tras unos días largos en la oficina. Esta relajación se hace más zen todavía por las luces coloridas, a las que he añadido aún más estos días.

No hay nada más relajante que una noche en casa con la música de Lorde.

Estas tardes en la oficina conllevan sus ventajas, sin embargo, ya que en nuevo espacio se llena de una luz bonita por la tarde y ofrece unas vistas de pájaro preciosas sobre el bulevar debajo. La nueva ubicación está muy bien también para hacer planes espontáneos después del curro, cosa que me vino perfecto cuando Jhosef y yo decidimos vernos a tomar algo un viernes después del trabajo.

El otoño tiene que ser la mejor época para estar empezando con una nueva cámara.

Saliendo de la oficina aquel día, baje a la estación de bicis que se encuentra justo al lado del Parque del Oeste, que lucía magníficamente en la luz de la tarde como se ve arriba. En vez de coger una bici e ir directo para casa, llamé a Jhosef a ver si le apetecía subir a una azotea a tomarnos unas cañas y picar algo, y así se hizo el plan.

Comimos con esta vista preciosa de la Gran Vía antes de salir a la terraza exterior para sacarnos unas fotos mientras mirábamos el atardecer sobre el oeste de la cuidad. Desde aquí, convencí a Jhosef que se montase en bici conmigo de vuelta a casa, así que los dos bajamos a toda leche por las calles del sur del centro mientras el día se volvió en noche.

Arranqué el finde con una mañana de decorar el piso para las navidades. Alineado con mi filosofía minimalista, opté intentar decorar el piso entero con lo mínimo, decorando las plantas existentes con luces y decoraciones que compré el año pasado.

Estoy bastante contento con mis árboles de navidad, aunque no son pinos como deberían de ser.

Para aprovechar de este nuevo ambiente en casa, dije a Sara y Jhosef que se acercasen para pasar la tarde, y al final llamamos a Kevin para ponernos todos al día. Sara, Kevin y yo solíamos salir juntos en mi año final de estudios en la Universidad de Leeds, donde los dos estudiaban su Erasmus. Desde entonces he pasado muchas noches con los dos en Asturias, eso antes de la salida de Kevin de España para los Estados Unidos hace unos dos años ya.

El día después – y aprovechando de haber convertido a Jhosef en un fan de las bicis – insistí que diéramos una vuelta en bici por las sendas ciclables de las orillas del río, una actividad que ayudó a mantenerme cuerdo durante la época inmediatamente después de la cuarentena. Una vez conseguidas dos bicicletas que no hacían ruidos extraños ni agitaban al ir algo rápido, pasamos la tarde pasando por el parque Madrid Río, acabando el viaje en un restaurante peruano que nos gusta mucho a los dos.

Una vez devorado medio pollo asado y un montón de patatas, los dos subimos por la Gran Vía para cogernos otra bici y volver a casa. Al llegar en mi piso cogí mi portátil y me puse a hacer unas cosillas que había olvidado hacer durante el resto del finde – tomar con Sara y salir con Jhosef me había distraído mucho – antes de acostarme temprano para prepararme por la semana por venir.

Ahora mismo ando disfrutando de un par de días que he cogido de vacaciones para convertir este finde en unas mini vacaciones de cuatro días, pero a pesar de eso los tres días que he trabajado han sido tan llenos de acción como siempre. Esto se hizo más leve por una noche bonita que pasamos en la casa de Hugo, donde nos preparó un plato delicioso de enchiladas suizas a mí y a unos amigos más. ¡Las tomamos acompañadas por un licor ruso muy fuerte que había llevado su novio!

Así se concluye esta vista general de estas últimas semanas de quedadas y salidas por Madrid. Como comenté, espero pasar tanto la Navidad como Nochevieja en Inglaterra con mi familia, pero en estos tiempos raros vamos a tener que ver que tal. Pase lo que pase, mi idea es publicar otra entrada aquí en mi blog antes de finales de Diciembre, así que volveré en breves…