06.01.20 — Diario
La Navidad en Inglaterra
La última entrada que escribí para mi blog se llamó “Llega el otoño“, pero eso fue hace un mes, y ahora queda clarísimo que ya estamos en pleno invierno. En el trabajo estamos tan ocupados como siempre, pero tuvimos la diversión de la cena de navidad para animarnos. Fue una noche divertidísima, con muchos tacos y cócteles, y en la cual acabamos todos bailando en un club por el centro.
Fuera de la oficina, he tenido la oportunidad de ponerme al día con Bogar con una cena deliciosa, lo cual fue una charla bienvenida después de un buen rato sin vernos ni visitar nuestro bar local. Un día, también tuve la oportunidad para visitar los estudiantes del IED y hablar de mi historía con Erretres y nuestro proceso de trabajo.
El día después de mi visita volví a casa y tuve que preparar mis maletas: ¡que tocó volverme a Inglaterra para pasar las navidades! Como lo que hice hace un par de años, recogí mis cosas y fui al aeropuerto, subiéndome a un avión que hacía demasiado ruido para mi gusto.
Una vez que aterricé y recogí la mochila, salí del terminal y a mi padre que me esperaba en el coche. No había tiempo para muchos saludos, sin embargo, porque tuvimos que ir directamente a la fiesta de la boda de una amiga de mi infancia. Después de haberle sacado de dicha fiesta para que me recogiese, efectuamos una parada en una gasolinera para que pudiese poner una camisa (pero hay que reconocer que estaba bastante arrugada por el viaje), y luego nos acercamos al evento.
Tras una noche de bailar y probar la ginebra local, no tenía mucha prisa de levantarme y vestirme, pero al final tuve que acerarme a la estación para coger el tren a Leeds. Fui a la ciudad en la cual estudié porque había quedado para pasar la noche con Rhea, que estaba sola en casa porque Luisa había vuelto a Alemania para pasar las navidades con su familia.
Al llegar, fui directamente al Co-Op, un supermercado cerca de la casa donde vivía de estudiante, y gasté casi £25 comprando comida para la noche. Luego llegó Rhea, cogiendo unos ingredients para el desayuno del día siguiente, pero no nos interesaba comprar nada para cenar – ¡ya habíamos decidido que íbamos a pillar un kebab de nuestro sitio favorito! Ya que no suelo visitar Leeds hoy en día, y porque Rhea se va a mudar a otra ciudad a finales de este mes, era nuestra última oportunidad de quedar en su casa y comer cochinadas.
La mañana después de una noche de ver RuPaul, Rhea se puso a cocinar un desayuno riquísimo de chorizo, tomate, cebolla, ajo, huevos y pan – ¡todos mis ingredientes favoritos en un plato! Una vez comido el plato delicioso, decidimos abrir una caja de “helados de unicornio” que nos sobraba ay comérnoslos como postre…
Una vez que cogí el tren de vuelta a Burnley, ese domingo habíamos organizado un viaje familiar a los mercados navideños de Mánchester, algo que hacemos cada año. Después de solo cinco minutos en la autopista, no obstante, nos sorprendió un estrépito fuerte, y nos encontramos en la banquina con una de los neumáticos totalmente desinflado.
Elli pensó muy rápido, y nos recordó que debíamos alejarnos del coche y la autopista lo antes posible, así que cogimos nuestros paraguas, encendimos las luces de avería y salimos a la lluvia. Porque habíamos parado debajo de un puente, tuvimos que dar la vuelta y subir por la cuesta, mirando los coches pasar mientras mi madre llamó al seguro.
Cuando nos informaron que teníamos que esperar más que una hora para un grúa que pudiese recoger a cuatro personas, subimos por la cuesta para ver si había alguna manera de escapar de la autopista, pero nos encontramos con una valla. Resignados a la idea de pasar la hora allí el lado de la autopista, eventualmente nos pusimos a cantar canciones navideñas y jugar a Veo Veo para mantenernos ocupados y calientes.
Eventualmente nos rescataron, pero no se podía reemplazar el neumático hasta la tarde del día siguiente, lo que nos suponía un problema a mí y a mi hermana: ¡habíamos reservado una mesa en un sitio para una comida navideña con mi madre como un regalo navideño temprano! Al final tuvimos que coger un taxi a Nº 62, un sitio precioso que visité por primera vez justo antes de venir a España en enero del año pasado.
Después de un día de descansar en casa, era Nochebuena, y mi madre nos dio una sorpresa: ¡una bolsa de regalos de Nochebuena! Ya que trabajaba el turno nocturno, nos sorprendió con unos regalitos la noche antes, lo cual nos sumergió en el espíritu festivo después del viaje fallado a Mánchester.
Después de abrir los regalos, fuimos a dejar a mi madre en el trabajo, y nos acostamos para estar preparados a recogerla. Una vez en casa, abrimos nuestros regalos, pero luego mi madre tuvo que volver a dormir. Por eso, nuestro día 25 es siempre poco convencional: ¡en la tarde pedimos comida india en vez de la cena navideña británica tradicional!
Mientras esperábamos que mi madre se despertase, yo, mi hermana y padre salimos a pasear para escapar de la casa un rato y ver las vistas bonitas que rodean nuestra casa. Durante este camino me di cuenta de que uno de mis propósitos para 2020 debería ser ponerme en forma – ¡después de media hora estaba agotado!
Después de nuestra cena india y una noche viendo un capítulo de Élite (¡mis padres están enganchados!), empezamos las celebraciones que usualmente se celebran el 25. En la mañana Abi y Danni pasaron por mi casa para hacer el intercambio retrasado de regalos, y luego se empezaron las preparaciones para la comida navideña que comemos cada año: una crema de coliflor.
La única manera de recuperarse después de un cuenco enorme de crema de coliflor y panecillos es dormir una siesta, la cual pensé que tardaba unos 30 minutos. Pasadas tres horas me desperté en un pánico, ¡pensando que había perdido la cena por completo! Menos mal que no, y llegué en la cocina con tiempo suficiente para ayudar en preparar y servir la comida.
La cena preparada por mi madre fue tan deliciosa como siempre, y puso fin a los dos días principales de nuestras celebraciones navideñas. El día después era para descansar y bajar la comida, pero durante la tarde fuimos a Yorkshire para comer unos fish and chips en Hebden Bridge y visitar a mis abuelos en Bradford.
El día siguiente se empezó con una comida en un pub local con Abi y Danni, lo que era deliciosa y acompañada con muchas risas y ginebra. Las dos se pusieron a hablar de una noche de fiesta, pero tuve que pasar de los planes porque tenía que madrugar el próximo día para coger el bus a Mánchester – ¡siento que usé todos los medios de transporte durante mi viaje!
Este viaje a Mánchester tuvo un doble uso. En primer lugar, había quedado con Luisa (que ya había vuelto de Alemania) y Declan para que nos pusiéramos al día, y en segundo lugar tenía que ir al Royal Exchange Theatre con mi padre, porque le había comprado entradas para un espectáculo allí.
Llegué tarde al desayuno con Declan y Luisa, pero una vez que llegué lo pasamos muy bien durante un par de horas. Me gustó escuchar a Luisa hablar de su nueva carrera como profesora, y la mudanza de Declan a Brighton para trabajar en una compañía de videojuegos que le pega muchísimo.
Después de un café amargado (maldita Inglaterra) en otro sitio y una visita a una librería de diseño, tuve que irme corriendo a encontrar a mi Padre para ir al teatro a las 2:30pm. La obra que vimos se llama “Gypsy“, pero no había investigado nada antes de ir, así que todo me iba ser una gran sorpresa. ¡Ni sabía que es un musical!
Mi padre y yo lo pasamos fenomenal, disfrutando cada momento de la obra, que estuvo llena de energía desde el principio hasta el final. Después del teatro fuimos a un bar, encontrando a mi madre y hermana que ya habían cogido un cóctel. No tuvieron que convencerme mucho de que me cogiese una copa, y dentro de poco ya estábamos compartiendo anécdotas y tal.
A los cuatro nos empezó a entrar hambre, así que me tocó a mí decidir adónde ir para cenar, ya que era mi última noche en el RU. No sé el por qué pero quería ir al centro comercial “The Trafford Centre”, a pesar de que las tiendas ya se habían cerrado, pero decidí que quería revivir los recuerdos de mi infancia y comerme una pizza en Pizza Hut.
Comida la pizza, pasada mi última noche en mi cama allí y hechas las mochilas, la mañana de mi último día se pasó con Amber y Jess. Fuimos a otro pub local, donde me mimé con un desayuno británico completo y les conté mi experiencia viendo Gypsy y otros dramas de Madrid. Demasiado pronto tuve que volver a casa, donde finalicé las preparaciones para volver y volvimos al aeropuerto en Mánchester.
Mi padre consiguió cambiar su turno para poder acompañaos a mí y a mi madre al aeropuerto, donde me despedí de ellos hasta el marzo, cuando me volverán a visitar en Madrid. ¡Ya estoy pensando en lo que vamos a hacer! Hasta entonces, vamos a ver qué acabo haciendo yo aquí en España. Por supuesto, ¡os mantendré al tanto!