23.05.20 — Diario
Parques abiertos y estaciones cerradas
Destaqué al final de mi última entrada de blog mi deseo de estar libre, y gracias a la cooperación del pueblo español y el plan para la desescalada creado por el gobierno, esa libertad pronto vendrá. El gobierno acaba de anunciar que Madrid entrará en la fase 1 el lunes, lo cual significa que podré visitar a amigos, vagar por donde quiera y muchas cosas más a partir de la semana que viene.
Por ahora, no obstante, tengo que quedarme dentro del límite de 1km, pero ahora no está tan mal gracias a mi hallazgo de un parque local que ya está abierto. Este parque es bastante interesante, porque contiene unas vías ferroviarias, arquitectura loca y una colina enorme que ofrece unas vistas maravillosas sobre el sur de la ciudad.
Lo más destacado del parque consiste en una estructura enorme de concreto y una chimenea de metal que marcan el punto central de un puente que cruza una de las vías ferroviarias. Desde este punto, se puede disfrutar de unas vistas hacia el norte de la ciudad, como en la foto de arriba. Al este de aquella estructura, que también sirve como un muro de escalada enorme, está situado el planetario. Llevo bastante queriendo visitar el planetario, pero nunca he llegado a ir, así que supongo que es algo que tendrá que esperar hasta la vuelta a la nueva normalidad.
De camino de vuelta a casa desde, vi que unas vías ferroviarias en el pavimento llegaban a unas puertas de hierro enormes que quedaban bien cerradas y cubiertas en redes oscuras para ocultar lo que quedase detrás de las mismas. Al alcanzar a ver una estructura que parecía una estación de tren, sabía que había una oportunidad de ver unos trenes abandonadas en una estación cerrada, así que me puse a investigar.
Siguiendo la línea de la reja, buscaba puntos donde la red estuviera dañada o abierta, pero parecía que habían hecho un buen trabajo en asegurar que la gente curiosa (como yo) no pudiéramos ver nada. No lo lograron del todo, sin embargo, porque eventualmente encontré un par de huecos y saqué estas fotos de esta estación abandonada y los trenes oxidados que quedan dentro.
Después de investigar más luego, resulta que estos andenes antes formaban parte de la estación antigua de Delicias, cuya nueva encarnación es la estación en la cual cogía el Cercanías a la oficina antes de la cuarentena. La antigua estación de Delicias ahora se encuentra parcialmente utilizada por el Museo del Ferrocarril y parcialmente como espacio para almacenar trenes antiguos.
Durante estas idas y vueltas al parque, también encontré un par de maravillas arquitectónicas entre los bloques genéricos de pisos que forman la gran parte de mi barrio. Como molaría vivir en un edificio tan bonito de solo dos plantas en pleno centro de Madrid, o tener un balcón en una fachada tan bonita e intrincada…
En otra ocasión volví al parque algo más tarde en la noche, lo cual me presentaba con una iluminación muy bonita para sacar unas fotos más. Fotografié la estructura grande de concreto y un panorama de las vistas sobre el sur de la ciudad.
En otros paseos por allí, volví a subir a la estación de Atocha, y en otra ocasión paseé por más de las calles históricas de Madrid. Me gusta mucho mi barrio, pero siempre da gusto pasar por la majestad vieja del centro.
Cuando no estoy de paseo, siguen mis experimentos culinarios en casa, y esta semana ha toca un pan italiano con mozzarella, pesto, tomate seco, aceitunas y parmesano. Me recordaba de una pizza blanca, o quizás el plato alemán llamado flammkuchen, pero de todos modos estuvo bien rico.
Con esta pequeña actualización os tengo que dejar hasta la próxima, porque este finde tengo que hacer un poco de papeleo y preparar una cena rica de un filete de ternera con verduras. Para mantener el costumbre de mis dos últimas entradas, sin embargo, os dejaré con una canción que llevo escuchando toda la semana…