17.07.22 — Diario

Les Fiestes de Cabueñes

Hace una semanas, Kevin aterrizó en España y pasó una noche conmigo en Madrid, una visita breve que marcó el comienzo de sus vacaciones veraniegas aquí en su país natal. Pasó la mayoría del resto de su viaje en Asturias con su familia, ¡así que tenía que subir yo a pasar todo el tiempo posible con él y con nuestros amigos por el norte!

Al final acabé subiendo dos veces a Asturias en un periodo de quince días, pero ya que voy con mucho retraso en publica red mi blog, he decidido combinar los dos viajes en una entrada. Vamos allí…


La Fiesta

El primer finde que pasé en Asturias estuve por Oviedo, donde había quedado en quedarme en la casa de Kevin y su hermana. La idea era que Kevin me recibiera allí, pero al final se quedó atrapado en Gijón gracias a unos vermús y un tren que se negó a abrir sus puertas en su parada. ¡Reclamación!

Al final Kevin llegó en un taxi, indicando por esta “ilegalidad” que se había cometido “contra su persona”. Tras media hora de ponernos al día tuve que acostarme temprano ya que tenía que madrugar y trabajar desde su casa el día siguiente.

Echamos un ojo al interior de esta iglesia bonita en el centro.

Después del trabajo, nos subimos a Gijón en autobús para reunirnos con Cami y ponernos al tanto los tres. Nos tomamos unas cañas en una terraza antes de meternos en un Burger King para cenar. Allí, no paré de darle la chapa a una trabajadora, diciéndole que ojalá pudiera tener un juguete del menú infantil con mi menú adulto. Al final era super maja y me regaló una muñeca de Barbie, ¡resplandeciente con su corona de Burger King!

Desde allí, pillamos un taxi a nuestro destino final: las fiestas de Cabueñes. Esta fiesta de prao era la primera a la cual había ido en mucho tiempo, y claro que supuso bailar, cantar y tomar unas cervezas en un prado.

Le he echado mucho de menos a Kevin desde que se fue a los EEUU hace casi cuatro años.

La fiesta fue una pasada, pero nos dejó bastante cansados el día siguiente. Kevin y yo tuvimos que llegar a su casa en Oviedo, pero no había taxi que nos llevara al centro de Gijón para coger el búho, así que al final tuvimos que pasar una hora o así andando. Una vez llegamos a la estación de autobuses, no hubo búho ni después de una hora esperando, por lo cual tuvimos que caminar aún más hasta la estación de Renfe para pillar el primer tren de la mañana.

Como te puedes imaginar, acabamos completamente agotados, así que pasamos la mayoría del sábado descansando por casa. Eventualmente nos tuvimos que animar, ya que habíamos quedado en pasar la tarde con un grupo de amigos. Para eso, nos acercamos al centro de Oviedo y cenamos en un restaurante asturiano.

Me encanta esta foto de Kevin admirando la carne mientras le mira una señora hambrienta.

Tras ponernos finos de raciones de carne y patatas, acabamos en un pub irlandés para acabar la noche con un gintonic. Al acabar las copas, fuimos a casa, justo evadiendo una tormenta eléctrica que estalló sobre la ciudad.

El día siguiente fue un día corto ya que la mayoría del mismo la pasé en un coche de vuelta a Madrid. Conseguimos tomar un par de vermús con Raquel y Joel antes de salir para Gijón, pero en un momento tonto me dejé las gafas de sol en la mesa al irme…

Una vez en Gijón, fui a comer con Cami antes de que me recogieran para llevarme de vuelta a la capital. Fue una despedida bonita a un finde super divertido en mi segunda casa, Asturias.


La Churrascada

Tan solo diez días después ya estuve de vuelta a Asturias, esta vez para pasar un finde en el piso de Cami en Gijón. Llegué algo tarde, pero conseguimos hacer muchas cosas esa primera noche: fuimos a comprar sábanas para su nuevo sofá cama, pillamos un poco de picoteo y nos pusimos guapos para salir a cenar.

Durante el tiempo que yo había estado de vuelta en Madrid, James (el marido de Kevin) había aterrizado en España para unirse a él a pasar la última semana de sus vacaciones, así que organizamos una cena para comer, beber algo de sidra y movernos el cuerpo un rato.

Y eso hicimos, con una cena deliciosa y graciosa. Contentos gracias a la sidra que íbamos escanciando toda la noche, nos acercamos a un club en el centro de Gijón para bailar un rato antes de cansarnos e irnos a casa.

El día siguiente, Cami y yo fuimos recogidos por Andrea y Andrei para ir todos a la excursión del día: una churrascada en una de las montañas que da a la ciudad. Incluso el viaje hasta la cima supuso una aventura: el coche de Andrei se recalentó en las cuestas empinada que llegaban al sitio que habían elegido.

Eventualmente llegamos sanos y salvos. Abrimos unas bebidas y un poco de picoteo mientras Andrei y Joel encendían la barbacoa para empezar a cocinar la carne. Nos echamos unas risas mientras nos poníamos al día, aunque la brisa marina nos atacaba en el sitio expuesto que habíamos elegido.

Acabamos todos rodeando la barbacoa para intentar calentarnos un poco.

La comida al final duró la mayoría de la tarde, con plato tras plato de carne, patatas y unos postres caseros deliciosos que había preparado unos de los amigos que estaban. Al llegar la niebla y cuando la humedad nos enfrío demasiado, recogimos todo y volvimos al coche.

En el piso de Cami, los dos nos echamos la siesta antes de salir a pasar la noche. Nos acercamos a un bar local para tomarnos algo, después del cual volvimos a casa andando para hacer unos pasos antes de irnos a dormir. Esta vuelta a casa se puso interesante: pasmaos por una floristería para encontrar las luces encendidas y que no había nadie dentro. Un rato después luego nos encontramos con un edificio alto de pisos abandonados en la carretera principal. ¡Qué miedo!

EL día siguiente los dos volvimos al centro de Gijón para comer. Cami me llevó a un sitio de fish and chips (un plato británico de pescado con patatas) que acabó siendo casi mejor que el plato auténtico de mi país. Volvimos luego al mismo bar en la playa donde habíamos tomado algo para celebrar mi cumpleaños. Allí nos tomamos un par de cócteles hasta que el tiempo se volviera muy asturiano y una lluvia torrencial brotó sobre la ciudad.

Ya que era un domingo por la tarde y dado el clima que había, decidimos pasar la tarde en casa, donde vimos un poco de televisión, charlamos y tomamos algo juntos para ponerle un fin bonito al fin de semana.

El lunes trabajé desde el piso de Cami. Después del trabajo, comimos juntos rápidamente antes de que me recogieran para volver a Madrid en coche, concluyendo mi segundo viaje al norte.


Como siempre, me lo pasé fenomenal durante estas dos visitas a Asturias. Fue una pasada tener a Kevin de vuelta en España y también lo fue volver a ver a James en persona desde que visitó el Reino Unido en 2017. Los dos ya están en los Estados Unidos, pero en breve los veré… ¡Pero os contaré más sobre eso en breve!