09.06.22 — Diario

Va llegando el sol

En un contraste con el ambiente festivo de Oslo, descubrí al volver a Madrid que se me habían muerto cuatro de mis plantas. No tardé mucho en descubrir la causa: una ola de calor que había pasado por Madrid mientras yo andaba de fiesta en el aire fresco noruego.

El sol aún estaba muy presente al llegar yo, así que en nada ya había sembrado unas semillas nuevas. Esta selección de cilantro y flores amarillas ya ha empezado a brotar: vuelve la primavera a la casa de Ollie. 

Ponerme jardinero no es lo único que he hecho desde llegar a Madrid, han sido quince días de no parar antes de mi próximo viaje – pero más sobre eso en otro momento.

El primer momento de emoción que pasé fue cuando llegó Kevin de los EEUU para empezar empezar unas vacaciones de seis semanas aquí en España. Fuimos reunidos cuando pasó por mi oficina cuando salí del trabajo, una reunión después de la cual fuimos a cenar juntos por mi barrio antes de que volviera a sus tierras asturianas el día siguiente.

Otra tarde de esa semana salí al teatro. Había comprado entradas con Javier y Bogar para ir a ver Kinky Boots. Quedamos para tomar algo en una terraza antes de ir al teatro por el centro para disfrutar el musical.

Pasamos por la alfombra roja en nuestras botas poco quinquis.

Disfruté mucho el espectáculo que me dejó caminando a casa con un toque extra de descaro. Los 10.000 pasos diarios tienen que hacerse, y una tarde después del teatro presenta una oportunidad perfecta para hacer justo eso con el fresco que hace después los días de calor opresivo.

El nuevo paseo entre la Plaza de España y el palacio ha quedado bastante bonito.

Aunque hace calor con la llegada del sol, bien sé que solo se irá calentando más con el verano, así que estoy aprovechando cada oportunidad de ver la ciudad en flor y utilizar bien mi armario veraniego. Mi colección veraniega este año ahora incluye esta nueva camisa amarilla que me regalaron Bogar y Javier para mi cumpleaños.

Un selfie vano en el cual acabo de fijarme que mi camisa hace juego con la pared.

Me saqué esta foto durante una vuelta por mi barrio, donde tengo la suerte de tener al lado el río y el parque que lo bordea. Últimamente he pasado muchas noches pasando por allí, hablando con amigos en persona o por teléfono.

Pensé que estas flores eran naranjas, pero solo eran eso: flores bonitas.

Esta semana pasada ha sido más tranquila, he pasado tiempo en casa cocinando, limpiando y preparando mi casa para le llegada del verano madrileño. Eso no quiere decir que me haya quedado quieto: una tarde fui a ESNE, la universidad de diseño aquí en Madrid. Asistimos a la presentación de un libro explorando el valor económico del diseño dentro de la Comunidad de Madrid, quedándonos después para tomarnos un vino y hablar con otros amigos y compañeros.

Oye, que la foto no te engañe, ¡las copas no eran todas nuestras!

La vuelta del verano a Madrid trae consigo la vuelta del terraceo y el tapeo, y ya sabes que ya he estado disfrutando de los dos a tope. Ofrecen algo de recompensa por el calor, que sé que en breve me va a empezar a molestar – pero hasta entonces, ¡os dejo con esta pequeña actualización!