25.01.23 — Diario

El Madrid iluminado

Desde que volví de Inglaterra al principio del mes, he pasado unas semanas tranquilas en Madrid gracias al frío. Esto no quiere decir que he estado muy quieto, sin embargo, ya que quedaba mucho por hacer antes de que acabara la época navideña.

En primer lugar, quería ir al centro de la ciudad para ver las luces de navidad antes de que las quitasen. Debido a los dos viajes que realicé a Inglaterra en el mes de diciembre, no había tenido la oportunidad de verlas antes de la navidad. Por eso pasé por el centro una tarde para ver el espectáculo colorido.

También pillé una función de Cortylandia, un espectáculo de animatrónica que se monta en una fachada de El Corte Inglés de Sol. Esta costumbre mítica de Madrid siempre se acompaña con la misma canción pegadiza y este año fue igual. Estaba bailando todo el mundo en la calla al refrán de «Cortylandia, Cortylandia, ¡vamos todos a cantar!»

Mis tíos me visitaron durante el primer fin de semana del año que pasé en Madrid. Subieron desde Murcia para dejar una maleta que no era suya y que la habían cogido durante un momento de confusión al recoger su equipaje tras un crucero. A pesar de la naturaleza repentina de su visita, nos lo pasamos bien. Hice unas comidas caseras en casa, dimos una vuelta y comimos por el centro y hasta pudimos celebrar juntos el día de los Reyes Magos.

Ya que el día 6 de enero no se celebra en Inglaterra, aproveché para enseñarles las costumbres españolas. Pillé un roscón y lo cortamos y lo mojamos en una taza de chocolate. Era la manera perfecta de ponerle fin a un día bien frío.

Hasta el sol montó un espectáculo de luces coloridas.

Ese mismo finde, también salí a cenar en un sitio pijo para celebrar el cumpleaños de Napo. Brindamos la ocasión con unos platos deliciosos, entre ellos una burrata, unos buñuelos de bacalao y un filete de ternera. Todo esto lo acompañamos con unas copas de vino blanco ¡como tiene que ser!

Tan solo una semana después, estaba de vuelta por el centro. Sara y yo habíamos comprado entradas a Naturaleza Encendida unas cuantas semanas antes, una experiencia que se vive en el Real Jardín Botánico en Madrid y cuyas entrada siempre se agotan enseguida gracias a la alta demanda. Consiste en la instalación de una tonelada de luces, altavoces y otros efectos visuales entre la flora del jardín. ¡Te puedes imaginar que llevo años queriendo ir!

Nos reunimos para tomarnos algo antes de acercarnos a los jardines. Una vez dentro, nos enfrentamos con el espectáculo y el tamaño impresionante de la cosa. Los dos habíamos visitado juntos los jardines el año pasado, pero verlo iluminado en matices de rosa, morado y azul suponía una experiencia completamente distinta.

Puedes apreciar por las fotos que fue algo bastante especular, pero no se compara con realmente estar allí en carne y hueso, rodeado por la plétora de luces que cambiaban de color, sonidos misteriosos y árboles que imponían más por el mero hecho de estar iluminado de otra manera. ¡Fue una pasada!

Tras casi dos horas, nuestra ruta por la naturaleza iluminada llegó a su fin, pero no antes que que me comprase un chocolate a la taza y que los dos echáramos un ojo por la segunda parte de la exhibición. Esta nos llevó a un edificio que contenía una exposición fotográfica la última vez que visitamos.

La siguiente semana empezó con un plan espontáneo que montamos Napo y yo el lunes por la tarde. Nos vimos en Chueca, donde nos tomamos un vermú antes de cenar en un sitio venezolano que le apetecía visitar. Tenía ganas de probarlo después de la cena de navidad venezolana tan deliciosa que disfrutamos juntos en diciembre.

La comida al final estuvo bien rica, tengo que mencionar en concreto las bolitas de yuca con una salsa de miel. Hasta la bebida fue distinta y muy rica – ¡aunque se me ha olvidado como se llama! Con algo de suerte, Napo se acuerde para la siguiente vez…

Apenas el día siguiente ya estaba haciendo la mochila para mi primer viaje del 2023. Este viaje prometía ser interesante, pero ya os contaré más de él en la siguiente entrada de blog, ya que ahora mismo estoy intentando moverme un poco por la casa para aguantar el frío horrible que ha caído sobre Madrid. ¡Brrr!