27.08.20 — Diario
De Madrid al cielo
Hace ya casi dos semanas que volví de vacaciones en Tenerife y Murcia, así que decidí que ya tocaba pasar por aquí y actualizaros sobre lo que he hecho desde entonces. Aparte del trabajo que sigo realizando desde mi piso, he aprovechado de las noches más frescas de este mes para visitar unos sitios interesantes por la cuidad y sacar unas fotos.
Una noche, Jhosef y sus amigos me invitaron a subir a la sierra para escapar de las luces de la cuidad, ver la lluvia de asteroides y sacar unas fotos de larga exposición del cielo nocturno. Decidí que era una oportunidad que no surgiría todos los días, así que me subí al coche y cruzamos la cuidad. Más que nada, yo esperaba ver mi primera estrella fugaz.
Tras un viaje largo y bastante agitado por un camino de barro, llegamos en el centro de la nada a medianoche, y buscamos una roca donde echar unas mantas y sentarnos. Pasamos un rato picoteando y hablando, y luego unos decidimos tumbarnos mientras los demás sacaban fotos.
No me llevé la cámara, cosa que puede que fuese una mala decisión ahora que lo pienso, pero ya había sufriendo unas excursiones por la sierra en el pasado y no quería volver a tener que llevar la cámara pesada por sendas empinadas. Jhosef y sus amigos sacaron unas fotos preciosas del cielo, sin embargo, y hasta conseguí ver la forma de la Vía Láctea y conté un gran total de seis estrellas fugaces. ¡Era mágico!
Después de llegar a casa sobre las cuatro de la mañana, luego tuve que pasar el resto del finde intentando reajustar mi reloj interno. Entre semana, sin embargo, descansé después de trabajar con unos viajes al Centro Cultural Matadero, sentándome en un banco en la sombra y escribiendo un poco de mi blog al aire libre.
Una noche cogí un bici y subí hasta el centro de la cuidad, donde me senté en una terraza en plena Madrid de los Austrias, el casco viejo de la capital. Después de escribir un poco más y tomarme una caña, decidí volver a casa andando ya que es todo cuesta abajo, y porque a esa hora la luz del atardecer ilumina todo espectacularmente.
Una vez que vi el cielo precioso sobre la cuidad, resolví que volvería a salir para sacar más fotos de los atardeceres madrileños tan maravillosos. Para eso, volví a bajar al Parque de las Delicias, un parque local que descubrí durante la desescalada.
Pasé por la estación de tren abandonada en la punta norteña del parque, que queda tapada por una red negra para que la gente no vea que lleva dentro, pero que no consigue frenarme a mí. Después de hacer que la gente me mirase raro por insertar mi móvil en cualquier hueco que encontraba en dicha red, bajé hacia el sur del parque, sacando más fotos al pasar sobre un puente ferroviario en el camino.
Este puente me dejó en un camino que sigue hasta el centro del parque, pero me puse curioso al ver que unas personas habían escalado las escaleras del planetario que se encuentra justo al lado del puente. Me acerqué para investigar si las plataformas de concreto de la estructura brutalista se podían subir por el público en general, y al final resulta que sí.
Una vez encima del planetario, saqué estas fotos de la puesta de sol magnífica, y luego me perdí al buscar una bici pública para volverme a casa. Al final tuve que rendirme y pillar un bus de vuelta a casa, pero ya se hacía tarde y iba a trabajar el día siguiente, así que al final creo que fue buena idea.
El finde pasado hacía bastante calor y tenía algunas tareas que quisiera hacer y unas cositas que quería comprarme, así que decidí que lo mejor sería aprovechar del aire acondicionado gratis de un centro comercial. En vez de bajar a los de siempre como Parquesur o La Gavia, elegí subir a uno en el norte que llevo queriendo visitar desde hace ya bastante tiempo.
El viaje a dicho sitio me acabó llevando mucho más que lo pensado, porque me perdí cada conexión sea tren o bus en todo el camino. Luego me perdí por completo en una urbanización enorme, pero al final logré encontrar el centro comercial.
Otra actividad que nunca falla es un viajecito en bici por el parque del Río Manzanares al lado de mi casa, así que he pasado un par de noches esta semana haciendo justo eso. Los numerosos puentes que se encuentran por el camino son los sitios perfectos desde los que sacar unas fotos del cielo de Madrid, ¡y los atardeceres de esta semana no han decepcionado nada!
También llevo un rato poniéndome al día con unos amigos desde mi vuelta de vacaciones. Esto ha incluido una noche de peli en casa, una cena rica de hamburguesas veganas con un amigo que llevaba tiempo sin verle y luego una noche de picnic en Retiro con Bogar y Hugo. Los tres, junto con el novio de Hugo, nos vimos en el parque emblemático y nos tomamos unas birras y algo de picoteo mientras que el sol se ponía a nuestro alrededor.
Y así concluyo este repaso de los eventos de las últimas pasadas, con todas las fotos de los atardeceres de esta cuidad que ya es mi hogar. El coronavirus sigue liando nuestros planes y sueños de viajar en este año terrible que es el 2020, pero cuando ya volvamos a tener la libertad para viajar, insisto que visitéis todos Madrid para ver el por qué los madrileños siempre dicen que “de Madrid al clielo”….