15.10.23 — Diario

Visitas y fiestas

De vuelta a Madrid después de un viaje de quince días por Japón, me encontré sufriendo una buena dosis de desfase horario tras el vuelo de 14 horas entre China y España. Por eso me desperté a las 6am el día siguiente al de mi vuelta, así que decidí aprovechar de esta energía mañanera y salí a ver el amanecer sobre el río cerca de mi piso.

Hace tiempo que no publico un selfie, así que aquí estoy en el sol de la mañana.

El ayuntamiento lucía más bonito que lo usual en la luz cálida.

Después de esta vuelta rápida que me llevó por mi parque local, volví a casa e inmediatamente me puse malo. Creo que toda la adrenalina que me había sostenido durante el desfase horario, el calor y los días intensos en Japón se me agotó de golpe, así que pasé unos días descansando y recuperándome en casa.

Antes de recuperarme del todo tuve que levantarme y ponerme en marcha, sin embargo. Recibí una llamada inesperada de Abi, que andaba por Bilbao con su amiga Niamh. Las dos estaban de ruta por España pero habían caído en la trampa del clima impredecible del norte. Querían un poco de sol así que me preguntaron si podían bajar a Madrid unos días, y claramente dije que sí.

Su visita coincidió con San Cayetano, una serie de fiestas que llenan las calles estrechas de Lavapiés y Embajadores con gente, puestas de comida y música. Quería que Abi y Niamh vieran lo mejor de la ciudad, así que pillamos unas copas y salimos a celebrar el verano al estilo madrileño.

Pasamos el resto del finde explorando la oferta turística de Madrid, desde la tranquilidad de Retiro a las tardes movidas por La Latina. Acabamos su viaje con una visita al Templo de Debod para ver el atardecer sobre la sierra.

Las calles de La Latina se encontraban preparadas para sus fiestas.

Cuando Abi y Niamh se subieron al coche y volvieron al norte de España, solo me quedó un día de descanso antes de la siguiente visita. Esta vez les tocó a Luisa y Sol visitarme, cosa que eligieron hacer después de yo insistirles que vinieran durante la nochevieja que pasé con ellos en Norwich.

Su visita coincidía con dos eventos importantes: las fiestas de San Lorenzo y también con el cumpleaños de Luisa. Pero antes de ponernos a celebrar estas dos cosas, les hice un tour turístico de la ciudad lo mejor que pude entre tanto calor implacable.

Al calentarse el aire demasiado volvimos corriendo a casa y freí unas croquetas de jamón que había preparado para su visita. Otro día nos acercamos al Reina Sofía, un museo mítico que me queda a tan solo 20 minutos andando desde casa, pero al que nunca había visitado. Encima, al llegar con ellos descubrí que la entrada me salía gratis gracias a mi carné joven. ¡Haber visitado antes!

Estos dos eran la mejor obra.

Al volver a las calles, las fiestas se habían trasladado de la cima de Lavapiés a su borde inferior, cosa que nos vino fenomenal ya que el metro nos dejó en el núcleo de las festividades. Con ganas de integrarnos, pillamos una bocata de chorizo y unas copas de tinto de verano como tres gatos cualquieras.

Pintas de guiri pero con alma de madrileño.

La celebración del cumpleaños de Luisa acabó siendo algo más caótico. Habíamos encontrado unas velas con llamas coloridas pero se nos olvidó por completo comprar una tarta en la que meterlas. Improvisamos una «tarta» con un mango que habíamos comprado anteriormente y montamos una pequeña fiesta en mi piso antes de pasar el resto del día por la ciudad.

Para ponerle lazo al día, llevé a Luisa y Sol al Parque del Oeste para ver el ocaso desde allí. Sé que siempre acabo volviendo al mismo lugar, pero en mi humilde opinión tiene que ser uno de los sitios más top de Madrid. Es perfecto para leer un poco, montar un picnic o dar un paseo romántico por la tarde… ¡no falla nunca!

Los rayos de sol lucen desde detrás de la sierra.

Con la salida de Luisa y Sol mi racha de visitas llegó a su fin – ¡pero la fiesta no! La conclusión de las fiestas de San Lorenzo marcó el pregón de las de La Paloma. Acudí a estas con Luis, Carmen y unos cuántos amigos más y nos tomamos unas birras y nos echamos unas risas por las calles cuquis de La Latina.

Me lo pasé fenomenal con Abi y Niamh, Luisa y Sol y luego con Luis y compañía. Este periodo entre mi viaje a Japón y otro viaje veraniego que me pegué después fue – como se puede apreciar – muy intenso. A pesar de encontrarme resfriado y constipado durante estas semanas, me disfruté mucho y llegué a apreciar aún más la ciudad en la que vivo.

Estáte al loro en mi blog ya que intentaré publicar más entradas durante los próximos días. Ando con mucho retraso y tengo mucho que contar y muchas fotos guapas que compartir. Ahora mismo me encuentro con un desfase horario importante nuevamente, pero os contaré más sobre eso cuando por fin me ponga al día…