25.05.23 — Diario
San Isidro
Después de un par de fines de semana pasados en Inglaterra para celebrar mi cumpleaños, fue imposible que el siguiente finde fuera más castizo: ¡tocaban las fiestas de San Isidro!
No he celebrado el evento en condiciones desde el 2019, cuando Bogar y yo nos acercamos a la pradera para tomar cerveza, comernos kebabs y disfrutar de la música en vivo. Este año y ahora que Bogar se ha mudado a Gijón, ¡tocaba hacer algo distinto!
Sara, Rocío y yo nos reunimos en Malasaña para arrancar el finde con una comida. Echamos unas cuantas horas comiendo rico y riéndonos mientras tocábamos todo tipo de temas. Desde allí bajamos a Las Vistillas, un parque donde estaban exponiendo el chotis. Durante los actos aprendí que la palabra «chotis» viene del inglés “Scottish” (“escocés”) ya que los orígenes del baile son celtas. No me enteré del todo, ¡pero fue interesante aprender esto!
Como bien se ve, todos andábamos con clavel gracias a una visita a la tienda a por unas latas durante la cual encontré estos claveles rojos para que pudiéramos sacar la chulapa que llevamos dentro. Un año me compraré y me pondré el traje entero y así seré un chulapo de verdad.
Tras admirar el baile y cantar unos refranes de «¡Viva Madrid!», bajamos al sur de la ciudad. Esto nos llevó por un sitio con vistas estupendas sobre algunos barrios de la capital y en el cual nos paramos a tomar algo de sol y ver las flores. De allí, por fin nos acercamos a la terraza de uno de nuestros bares favoritos por el barrio de Pirámides.
Después de cenar, Rocío tuvo que irse, pero Sara y yo seguíamos de tardeo al cruzar el Puente de Toledo y ver el atardecer. También echamos un rato bailando a la musica de uno de los músicos callejeros.
Desde allí bajamos al Matadero, un centro cultural cerca de mi casa que esa noche exponía una serie de conciertos para celebrar San Isidro. Bailamos un rato mientras tocaba una banda de Londres, pero enseguida nos cansamos y nos subimos al bar de al lado de mi casa para tomarnos la última y hablar un rato, poniendo así fin a un día muy completo.
Fue un día estupendo y supuso la manera perfecta de celebrar estas fiestas tan de aquí, de Madrid. Esta ciudad se te puede superar entre su amplitud y su calor, pero la primavera, el ambiente en las calles y las innumerables canciones de amor a Madrid me hizo volverme a enamorar de la capital por enésima vez.