01.02.22 — Diario
Propósitos para el 2022
No soy muy de ponerme propósitos de Año Nuevo ya que tampoco soy muy de lograrlos, pero después de dos años de la pandemia me hacía que era hora de empezar a efectuar algunos cambios. Esa sensación, junta con una energía y un optimismo ganados durante mi vuelta a casa para Navidad y la Nochevieja que pasé en Tenerife, me provocó a definir un listado de diez propósitos para el año 2022.
Claro que no iba a empezar el Año Nuevo intentando cambiar diez aspectos de mi vida así de golpe, así que elegí una selección variada de propósitos, de los cuales algunos podía empezar al instante y otros podían ser cumplidos durante el resto del año. Dado que estuve en Tenerife hasta el 6 de enero, decidí poner en marcha mi plan el 7 al llegar de vuelta a Madrid.
Seguro que te estás preguntando cuales son mis propósitos para esta año, así que los listaré a continuación, no solo por motivos informativos pero también como manera de pedirme cuentas a mí mismo a través de esta exposición al resto del mundo – o por lo menos a los que leéis mi blog:
- Cocinar y comer mejor
- Empezar a hacer ejercicio
- Dejar de morderte las uñas
- Andar 10,000 pasos al día
- Avanzar con el irlandés
- Lanzar mi nueva web
- Sacar un carnet de conducir español
- Apuntarme a clases de caligrafía
- Ahorrar
- Viajar más
Como mencioné, algunos los empezaré según el paso del año, como las clases de conducir o de caligrafía, pero algunos ya los llevo implementando desde el día uno. El primero del listado ha sido quizá de los más retadores para mí a nivel personal, ya que tengo una historia complicada de intentar comer mejor y bajar de peso, la mayoría de la cual viene de mi tendencia de utilizar la comida como manera de despejar cualquier agobio que esté experimentando.
Esta año he decidido que la clave está en planificar mis comidas semanalmente, decidir cuándo voy a comprar más ingredientes y investigar nuevas recetas cuando tenga la oportunidad. Este último punto usualmente consiste en pedir ideas a amigos, familiares y compañeros al aburrirme de los platos que suelo prepararme. Como se ve a continuación, he montado algunos platos sanos pero bien sabrosos durante estas últimas semanas.
Menciono la palabra ‘sabroso’ porque a mí me es muy importante que siga disfrutando de la comida – puede que sea de los aspectos que más placer me da de la condición humana. En esta manera, aún estoy logrando mantener estos nuevos hábitos sanos y estoy empezando a disfrutar del reto de cocinar todo entre mi vida social y laboral. Este nuevo espíritu también tiene el beneficio adicional de ayudarme con el penúltimo propósito de mi listado, ya que estoy gastando ahora mucho menos en comer fuera o comprar comida preparada.
Junto con esta nueva actitud hacia la comida, también me he obsesionado un poco con el propósito medible del listado: el objetivo de andar 10,000 pasos diarios. Después de un rato utilizando mi móvil para contar mis pasos, finalmente he caído y me he comprado una pulsera de actividad para mejor rastrear mis pasos y la actividad. Cada día desde el 7 de enero he caminado diligentemente un mínimo de 10,000 pasos – incluso después de una larga noche en la oficina y un domingo que pasé con una resaca bastante molesta.
Un beneficio bonito que ha conllevado este cambio de estilo de vida ha sido la oportunidad de ver mucho más de la ciudad que veía antes, ya que mi viaje de vuelta a casa diario me está incentivando a explorar más de las calles y rutas que nunca había pisado antes. Por supuesto que hay veces que sigo optando por la ruta más rápida, pero este camino me lleva por algunos de los sitios más bonitos que ofrece el centro, como el Palacio Real o el Viaducto de Segovia, un puente enorme con vistas sobre el oeste de la ciudad.
Puede que parezca una tontería, pero esta combinación de comer mejor y moverme más me ha cambiado bastante las energías. Me encuentro motivado para hacer cosas que llevo un rato posponiendo, como una visita al Museo Nacional de Ciencias Naturales. Me impulsó el viaje un sueño que tuve protagonizado por dinosaurios, así que el día siguiente me acerqué al museo para cotillear unos modelos de huesos de dinosaurios.
También he sido algo más productivo en organizar encuentros con amigos, entre ellos una quedada en el nuevo piso de Hugo para tomar unos tacos y enchiladas preparados por él y sus amigos. Fue una noche muy agradable, con amigos de México, Colombia, Venezuela y España juntándose para estrenar su nueva casa. Las vistas también son muy bonitas, algo que era de esperar ¡ya que el piso de encuentra en la decimosexta planta!
También había quedado en pasar un domingo en la casa de Sara, un plan al cual se unieron su novio, su otro compañero de piso y otra amiga para comer todos juntos. El postre lo puse yo, y tomó la forma de un bizcocho británico con sabor a vainilla que se llama Victoria Sponge. Le eché nata montada y unas fresas para que tuviera un aspecto bonito y un sabor rico, pero la textura del bizcocho me salió un poco rara. Esto pasa porque la receta incluye un tipo e harina que no se encuentra aquí en España – si alguien sabe dónde podría encontrar self-raising flour, ¡házmelo saber!
Por supuesto que esta tarta no encajaba dentro de mi nuevo plan de comer mejor, a pesar de la cantidad de fruta fresca que llevaba. Esto no me importaba, sin embargo, ya que mi madre me dijo con mucha razón que si no me permitiera algún capricho de vez en cuando que me frustraría y me rendiría. Eso quiere decir que aún estoy dejándome tomar algo con amigos, mi comida semanal con mi compañera Esther los miércoles y algún capricho dulce puntual para satisfacer mi amor por el azúcar.
Con eso concluyo esta entrada de blog, durante la cual os he puesto al tanto con mis actividades este enero a través del medio de una explicación algo extendida de mis diez propósitos para el Año Nuevo. Este finde, sin embargo, tengo unos planes un poco más diferentes, así que en nada volveré para contaros mis aventuras durante mi primer viaje fuera de Madrid del 2022…