06.05.23 — Diario

La primavera en Madrid

Tras un finde nublado en el norte de España para celebrar el cumpleaños de Cami, volví al sol de Madrid que había estado presente desde que me vino a visitar Amber durante la Semana Santa. Yo había comprado nueva ropa veraniega y ya habían llegado las tardes largas y soleadas, así que por fin ha vuelto la época en la que vuelvo a casa en pie todos los días.

Estos paseos no solo suponen una manera maravillosa de descansar después de un día ajetreado en la oficina, también son la oportunidad perfecta de explorar calles nuevas y toparme con novedades que o se han abierto recientemente o que simplemente nunca las había visto. Me llevan por el centro turístico, el barrio curioso de Lavapiés y luego a la tranquilidad de Arganzuela.

Entre tanto caminar, también pasé un finde tranquilo por la ciudad con unos amigos. Lo arranqué con una visita al precioso Círculo de Bellas Artes, donde me habían invitado a asistir a un evento de danza organizado por la Compañía Nacional de Danza Contemporánea de Corea. La danza no es algo que solería ir a ver, pero siempre me apunto a experimentar cosas nuevas, así que me uní a Luis y sus amigos para pasar la tarde allí.

La arquitectura en el Círculo de Bellas Artes me era una joya desconocida.

La noche se había organizado por el Centro Cultural Coreano y fue una verdadera pasada. Empezó con el lugar ostentoso en el que nos encontramos. Antes solo había visitado el Círculo para subirme a su azotea y disfrutar de las vistas panorámicas sobre Madrid, pero esta vez estábamos en el interior y debajo del domo ornamentado de su teatro.

Luego hubo las dos obras en sí, las dos cuales eran espectaculares por distintas razones. La primera, Mechanism de Lee Jaeyoung, fue una locura de sincronización perfecta y un final frenético y energético. La segunda, Everything Falls Dramatic de Her Sungim, fue guapísima gracias a lo pensativos y melancólicos que eran los movimientos. Salimos todos emocionados por el talento y la emoción que se veía durante todo.

El final de ‘Everything Falls Dramatic’ fue delicado y conmovedor.

Después de una función así de guay, andábamos con ganas de seguir de rumbo, así que acabamos tomándonos unas cervezas en una terraza antes de aterrizar en un restaurante. Compartimos una tonelada métrica de comida, nos tomamos unas cañas más y me eché unas cuántas risas mientras conocía a los demás.

Al acabar la noche, Luis y yo volvimos a nuestro barrio andando. Esto fue en parte porque no nos daba la gana descifrar el horario de los búhos y en parte porque queríamos alcanzar nuestro objetivo de pasos diarios antes de que llegaran la medianoche. Fue una oportunidad guay de ponernos al tanto y un final maravilloso a una tarde maravillosa.

El día siguiente quedé con Sara y su amiga Andrea que estaba visitando Madrid durante un finde. Nos reunimos en el Templo de Debod, el lugar perfecto para ver el atardecer sobre la sierra. Desde allí, nos acercamos a une terraza a tomar algo y luego nos sentamos en un restaurante italiano que a Sara y a mí nos encanta.

Los tres nos lo pasamos genial cenando pizza y quedamos en volvernos a ver el día siguiente para montar un picnic en Retiro, el parque más emblemático de Madrid. Por eso pasé la mañana elaborando humus, ensalada y acabando una tarta de zanahoria que había horneado el día anterior para que celebráramos bien el cumple de Sara.

La maratón de Madrid luego me fastidió un poco el plan al intentar subirme al autobús hacia el parque. Debido a la ruta de la maratón, el bus simplemente nunca vino. Como acto seguido todos los que estábamos esperando en la marquesina nos pusimos a quejar de la falta de aviso de la cancelación del servicio, pero a mí no me quedaba otra que coger un taxi y gastarme más de 20€ en llegar al parque.

Una vez sentado allí, pasamos una tarde maravillosa. También se apuntó Irene y entre los cuatro habíamos traído demasiado comida (un clásico) así que echamos una hora y pico en comernos todo lo que podíamos. Luego echamos un rato jugando al Uno, nos echamos al sol y escuchamos algo de musica mientras la tarde se convirtió en noche. Fue la manera perfecta de poner fin a un finde de tranquilidad total.

Enseñé a todos a hacer cadenas de margaritas, algo que solía hacer en Inglaterra.

Así concluyo mi fin de semana de aprovechar del tiempo de primavera por Madrid. Este finde sería el último que pasaría por la ciudad durante un par de semanas, pero eso lo explicaré mejor en mi siguiente entrada de blog…