17.10.22 — Diario

La boda de Andrea y Andrei

Después de aterrizar en España y ponerme al tanto con mis amigos por Madrid, era hora de que fuera a vivir una de las primeras aventuras fuera de la ciudad. Esto me llevó a Gijón donde tenía que asistir a un evento muy importante: ¡la boda de Andrea y Andrei!

Me subí al coche tras trabajar el viernes y me pasé un viaje muy agradable con la conductora, Ana, con la que había viajado a Gijón cuando pasé mi cumpleaños por allí en Abril. Nos echamos unas buenas risas en el viaje hasta llegar a una gasolinera en Asturias. Cami me vino a buscar allí y nos acercamos a la ciudad.

Ya que había llegado relativamente temprano, teníamos tiempo para ir a la playa y cenar juntos por el centro de la ciudad. Eso hicimos y me gustó mucho poder ver el atardecer rosa sobre el mar gijonés antes de irnos a comer unos platos ricos de sushi.

También nos topamos con unas celebraciones callejeras gracias a las fiestas locales. Seguimos el sonido de una banda y unos tambores enormes hasta la plaza mayor de Gijón, en donde nos encontramos con una oportunidad de sacarnos una foto que no podíamos perder…

Es un secreto, pero Cami y yo realmente somos un par de niños asturianos de hace un siglo.

El día siguiente llegó y con él el gran evento. Pillamos un taxi con David, que había sido invitado a ser un padrino en la boda, hasta el hotel donde se estaban preparando los novios. Infiltré la habitación donde Andrea se estaba maquillando y me tomé una cerveza con las otras madrinas: ¡Cami también era una de ellas!

Cuando estaba todo el mundo preparado, cogimos otro taxi al sitio de la boda. Nos tomamos una copa de vino antes de sentarnos para asistir la ceremonia, que fue muy bonita y única, con lo cual encajó perfectamente con la pareja. Hubo unos momentos bien graciosos durante los discursos de los familiares y los amigos de los novios. Después de echarnos unas risas, salimos de debajo de la carpa y empezaron los canapés.

¡Cami lucía absolutamente resplandeciente como madrina!

Arrancamos la tarde con unas copas de vino y canapés en los jardines delegar. ¡Probé unos quesos, carnes y mariscos locales que estaban buenísimos! Luego nos sentamos a comer, que consistió en unos cinco platos deliciosos.

Después de la comida, nos unimos en la pista de baile para ver el primer baile de la pareja, después del cual se abrió la barra libre y el DJ empezó a pinchar. Bailamos un poco, salimos fuera a hablar y luego acabamos comiendo aún más al servirse una selección de canapés y platos a modo de cena.

La noche llegó a su fin en la madrugada con una rendición tradicional de ‘Asturias’, una canción que vive en los corazones de todo asturiano y asturiana. Nosotros queríamos seguir de rumbo, así que nos subimos a un coche ¡y nos acercamos al centro de Oviedo para que siguiera la fiesta!

Después de cantar y bailar en un club entre las fiestas que mencioné antes, nos costó bastante encontramos un taxi pero al final conseguimos conseguir un viaje a Gijón para descansar bien en casa. El plan nos salió bien, porque a pesar de los gin tonics ilimitados, me había controlado y había tomado bastante agua entre copas.

Esto significó que podíamos aprovechar del domingo, así que bajamos a la playa otra vez para dar una vuelta y comer. Acabamos mi viaje con un bol de ramen delicioso y una cerveza en otro restaurante japonés que conocía Cami. De allí, me acercó a la estación de tren y me fui de vuelta a Madrid.

El paseo marítimo de Gijón es el lugar perfecto para echar la tarde.

Fue un honor ser invitado a participar en la boda de Andrea y Andrei, así que he de darles las gracias a los dos por dejarme formar parte de sus celebraciones. También quería agradecerle a Cami por dejarme quedar en su piso bonito en Gijón – ¡es el sitio ideal para escapar de la locura que es la vida madrileña!