28.03.21 — Diario

Un marzo caótico

Ha pasado un mes entero desde la última vez que pasé por aquí para poneros al día con las noticias de Madrid, y no miento al decir que ha sido un mes ajetreado. Entre mucho trabajo, no he tenido mucho tiempo para hacer nada muy emocionante, pero he salido entre ratos para apreciar y aprovechar de la llegada de la primavera en la ciudad.

Arrancamos con una noche de diversión relacionada con mi trabajo ¡que tuvo lugar en una pista de pádel! Sin desvelar demasiado, uno de nuestros clientes trabaja en el mundo de este deporte, así que bajé a un centro deportivo a jugar al pádel por primera vez con dos compañeras y Jhosef. Tras bajar al sur de la ciudad en autobús con Jhosef, nos reunimos con Zoe y Cris en las pistas azules.

Después de unas partidas competitivas y un kebab para acabar bien la noche, acabé con agujeras por todo el lado derecho de mi cuerpo. Este dolor no me detuvo cuando tocó salir a tomar algo más tarde en la semana, sin embargo, y visité Citynizer para echar un ojo al nuevo especio que habían estrenado justo el día anterior. El bar es el espacio público de The Central House, un nuevo hostal en Lavapiés, y un client nuestro. Curré en la identidad visual de Citynizer el año pasado ¡y moló bastante ver mi trabajo pintado y aplicado por todos lados!

Al concluirse la semana, tocó vivir un momento agridulce: la salida de María de Erretres. Para despedirnos bien de ella, fuimos a El Toril Gourmet, donde disfrutamos unas hamburguesas delicias y nos quedamos hasta tarde en la terraza recordando los mejores momentos vividos durante su época en la empresa. Luego nos veríamos de nuevo dentro de poco, pero eso os lo contaré en breve…

Ese finde – por si una noche de cenar y tomar no fue suficiente – también pasé una noche en el barrio bonito de La Latina con Sara y Jhosef. Tras buscar en vano una mesa en una de las plazas principales de la zona, bajamos por un callejón a un restaurante mexicano donde habíamos celebrado la cena de navidad de Erretres hace un año y pico. Allí nos comimos unos tacos y nos bebimos unos margaritas, nos reímos mucho y al final ¡tuvimos que coger un taxi a casa para no saltarnos el toque de queda a las 11pm!

Empecé el domingo siguiente con un poco de resaca – al parecer no aguanto unos meros tres margaritas tras la pandemia – y luego bajé al río para tomar algo tumbado al césped con Hugo, Bogar y Sergei. También aprovechamos la oportunidad de sacarnos una foto turística cutre en la nueva escultura de “Madrid” que han edificado en las orillas al lado del palacio real y la catedral.

La semana siguiente acabó con la oportunidad de volver a conectar con mi alma mater, que tuvo forma de una ronda de preguntas y respuestas realizada por Zoom con los estudiantes que se graduarán este año del grado que estudié yo hace unos cuantos años. Tras una charla rápida con mis ex profesores, me conecté con Izzy y otros antiguos alumnos que han acabado haciendo cosas super interesantes y así tuve la oportunidad de responder a unas preguntas intrigantes de los estudiantes actuales.

Una vez acabada la llamada, y como mencioné hace unos momentos, volví a salir para El Toril. Aquí, se le había montado una sorpresa de cumpleaños a María, y al llegar yo tocó presentarle con el regalo que le habíamos comprado: ¡una máquina de tatuar!

El día siguiente volví a salir cuando Luis me llamó para invitarme a tomar un gintonic con él y sus amigos por el Parque Madrid Río. Dentro de nada, se convirtió en otro gintonic y unas raciones en un bar al lado de su casa, donde nos pusimos al día con todos los dramas que se están montando en nuestras vidas. Todas estas distracciones eran fabulosas, pero eran justo eso: distracciones, por las que tuve que hacer todas las tareas el día siguiente que no me había dado la vida hacerlas durante los dos días pasados…

Tras organizar los cables de mi escritorio, limpiar mi piso y salir a hacer la compra para la semana que venía, tuve cinco días de trabajo para mantenerme bien ocupado. El finde siguiente – el finde pasado, de hecho – entonces supuso un descanso bienvenido, así que aproveché el sol de primavera para visitar algunos de mis sitios favoritos en la ciudad: el Parque del Retiro y el Parque de las Delicias.

La semana pasada fue bastante tranquila, con la excepción de una noche que salí con Bogar para romper la monotonía de la semana laboral. El jueves espontáneamente decidimos pasar a ver a Hugo en el restaurante donde trabaja, Ramen Shifu. Allí fuimos a comer un bol de ramen delicioso con gyozas para empezar. Hinchados de comida rica, Bogar y yo luego nos despedimos de Hugo en la cocina y volvimos a las en bici ¡ya que le había liado para que se apuntase al servicio de BiciMad!

Ahora me encuentro sentado en mi sofá, una copa de vino en la mano y algunos videos cutres de YouTube puestos como ruido de fondo, y queda bastante obvio que estamos arrancando el finde. Tengo bastante que hacer estos dos días, pero tengo algunos días de vacaciones ya pillados durante las próximas dos semanas, así que vamos a ver que acabaré haciendo…