14.01.21 — Diario

Un Año Nuevo sombrío

Mi última entrada de blog, como mencioné al concluirla, era la primera de una serie de dos partes que habla de mi vuelta a Inglaterra para Navidad y el Año Nuevo. Dejamos la historia durante una Navidad muy movida, pero después del 25, nuestras actividades se volvían algo más tranquilas por causa de unas noticias que recibimos el día 26.

Nos contactaron ese día para avisarnos que mi abuela había dado positivo por la COVID-19. Mis padres fueron a visitarle, pero mi hermana y yo no podíamos por el estado de la situación del virus en el Reino Unido. Los siguientes días fueron bastantes apagados mientras mis padres seguían visitándole, y solo existía el camino diario por el prado para mantenernos la mente ocupada.

Aunque teníamos los ánimos muy bajos, debo decir que nunca he visto jamás escenas tan bonitas en el pueblo en el que crecí, Worsthorne. Nevó durante unos días y disfrutamos una serie de atardeceres de invierno gloriosos, dos factores que combinaban para ofrecer unas vistas impresionantes por el campo.

Ya que estos días antes del Año Nuevo se pasaron en familia, y porque saqué tantas fotos a estos momentos al aire libre, ahora compartiré estas fotos de manera ininterrumpida antes de hablar del Año Nuevo al final de esta entrada de blog.

Como bien se ve, tuvimos la suerte de ver unas vistas flipantes durante estos últimos días del año 2020. Todos los planes que pudiéramos haber tenido al final se tuvieron que dejar de lado, sin embargo, cuando nos avisaron que la salud de mi abuela había empeorado. Mis padres volvieron a visitarle, así que di la bienvenida al Año Nuevo viendo los fuegos artificiales de Londres en la tele antes de irme a dormir.

El día siguiente, el primero del 2021, me desperté a la noticia que mi abuela había fallecido.

En vez de hablar de los siguientes días de mi estancia en Inglaterra, me gustaría hablar un poco de mi Abuela Mena (se pronuncia “mina”). Pocos habréis tenido la suerte de conocerla, pero los que sí tendrán muchos buenos recuerdos y historias graciosas, así que esto lo mantengo breve. 

Puede que mi abuela fuera de las personas más influéncialas en mi vida. Desde una obsesión con las bombillas a un odio hacia las bananas, tuvo un papel enorme en determinar la persona que soy hoy — ¡pasé tanto tiempo con ella de pequeño que era imposible que no lo hiciera! 

Cuando era un bebé, mi abuela solía apagar y encender las luces de la sala, diciendo “light, light!” (“¡luz!”) mientras lo hacía. La primera palabra que dije entonces fue “light” en vez de lo típico de “mamá” o “papá”. A partir de estos comienzos tontos, desarrollé un aprecio y obsesión con todo lo relacionado a la iluminación – algo con lo que me he quedado hasta el día de hoy. Es el por qué uso una bombilla como logotipo personal — un logotipo que hoy en día tiene una presencia mínima en mi web, pero que voy a utilizar para firmar esta entrada de blog.

Debería también explicar la anécdota de la banana. Cuando no estaba intentando saltar los plomos de mi casa, mi abuela estaba volviéndole loca a mi madre con su insistencia que comiese yo una banana cada cinco minutos. Mi madre me dejaría con mi abuela durante cinco minutos, y al volver descubriría que tenía yo el delantal manchado con pulpa de banana. Luego mi made le cuestionaría si me había dado otra banana, y mi abuela respondería siempre con un “¡no!” incrédulo. 

Estas son dos anécdotas que creo que ilustran perfectamente lo que quiero compartir con el mundo de mi abuela: su gran influencia en mi en todos los mejores sentidos, y su personalidad cálida, cariñosa y traviesa.

Todo el mundo la conocía como una irlandesa tenaz que te ofrecería un mordisco de lo que estaba comiendo igual que se detendría por la calle para hablar con todo el mundo, fuera quien fuera. Cierto que se encontró con dificultades durante su vida, desde su inmigración a Inglaterra siendo sólo una niña a perder a su marido cuando solo tenia 46 años, y más luego la debilitación de su vista y luego su memoria. A pesar de todo esto, sin embargo, su sentido de humor y naturaleza cariñosa perseveró hasta el final, y estarán siempre presentes en los buenos recuerdos y las frases graciosas que nos regaló con el paso de los años. 

No soy una persona religiosa, así que creo que ya se ha ido de este mundo, pero me conforta mucho el saber que su legado perdurará por las generaciones. Como dije al principio – y siéndolo una obsesión con las bombillas o una aversión hacia las bananas – su impacto seguirá vivo a través de mí, y seguro que a través de muchos mass.

Quisiera concluir esta celebración breve de su vida en la manera en la que siempre firmó todo lo que me escribió:

God bless. (Que Dios te bendiga)