03.05.22 — Diario

Los cielos cambiantes entre ratos

Esta breve entrada de blog que vas a leer a continuación supone mi tentativa de hacer dos cosas. En primer lugar, intentaré poneros al día antes de publicar la siguiente entrada que hablará del viaje que estoy realizando ahora mismo. En segundo lugar, intentaré publicar una entrada que no se alarga hasta parecer una obra de Shakespeare. Vamos allá al grano…

Lo primero que tengo que recontar es una noche de fiesta que tuvimos para celebrar el cumpleaños de Sara. Esta noche tuvo lugar en un bar pequeño en Lavapiés y luego una discoteca por el centro cuyo nombre se me ha escapado por completo. Nos lo pasamos súper bien y me puse a bailar un poco ¡cómo no he hecho desde antes de que cayera la pandemia!

Recuperándome de esta noche, pasé la tarde siguiente vagueando por el río con otro amigo, donde nos topamos con un atardecer bien bonito. Incluyo a continuación dos de las innumerables fotos que saqué aquella noche…

El día siguiente bajé a la casa de Hugo ya que me había invitado a pasar una tarde de comida mexicana y cañas con unos amigos más. Cenamos tan ricamente una selección de tacos, totopos y enchiladas, con un trocito de tarta de zanahoria elaborada por su servidor.

La mayoría del rato que pasé allí lo pasé hablando con los amigos de Hugo y asomándome por la ventana de su apartamento de la planta 16 – la foto que se encuentra abajó lo explica todo.

Salí otra tarde entre semana con Luis, que me invitó a probar la comida en una hamburguesería que había encontrado cerca de su casa. Nos pasamos una buena tarde de risas, aunque la hamburguesa enorme luego me dejó con el estómago hinchado el día siguiente.

Y con eso, pongo fin a esta entrada cortita. Apunte para mí mismo: eso fue bastante fácil, ¿no? Supongo que no tengo que enrollarme siempre para decir lo que hay que decir. Avísame si te gusto este formato más breve.