03.03.19 — Diario
La fábrica abandonada
El verano pasado fui de vacaciones con mi amigo Kevin, y en mi blog inglés hablé de un viaje a una fábrica abandonada en un pueblo asturiano, y por fin me he sentado para editar las fotos y escribir esta entrada de blog para contaros lo que pasó.
Llegamos en coche y luego pasamos por unos árboles para entrar, encontrándonos al lado del edificio principal. La fábrica no se vio nada extraordinario desde afuera, era un edificio industrial grande con las ventanas rotas y pintado en un tono de turquesa bastante feo.
Una vez dentro, las cosas se volvieron más interesantes. El techo falso se había caído, y sus paneles tapaban el suelo entre rocas, material de aislamiento, papeles, y una variedad de lo que reveló el uso anterior de la fábrica: cerámica.
Giramos a la izquierda y entramos en el espacio cuyas paredes interiores fueron las últimas en quedarse sin derrumbarse. Parecía haberse renovado justo antes del cierre de la fábrica – si no fuera por el daño causado cuando se habían caído elementos del techo superior, se podría pensar que este espacio fuera nuevo. Pasamos por un contenedor enorme que, aunque roto, aún contenía bastante polvo blanco. No quise correr el riesgo de tocar el polvo no identificado, así que seguimos explorando.
En el espacio siguiente tenía un aspecto mucho más industrial, y una vuelta por dos estructuras grandes en el centro de dicho espacio reveló que eran un par de hornos. En un rincón había un montón de cerámica media hecha, pero el aislamiento esponjoso de los hornos me asustaba: puede que sea el asbesto. Por eso seguimos al próximo espacio sin explorar mucho.
La puerta nos llevó al espacio mayor de la fábrica, y imagino que una vez era un almacén. El espacio extenso contenía una colección variada de escombros, incluyendo cerámica rota, piezas de electrodomésticos y los restos mojados de unas carpetas que detallaban los pedidos y las facturas de los años pasados. Era bastante surrealista pensar que unos detalles tan íntimos pueden haberse dejado a podrirse en un espacio tan público.
Más al fondo del almacén, encontramos unas cajas llenas de cerámica media acabada y una pirámide que se había formado con platos en el suelo. Pienso que se hizo por alguien después del cierre de la fábrica: no veo utilidad ninguna en apilar un producto así.
Saliendo del almacén, nos encontramos de repente expuestos a los elementos al pasar por un espacio cuyo techo se había derrumbado totalmente. No queriendo quedarnos bajo la estructura precaria, saqué unas fotos de los escombros más interesantes y luego volvimos al almacén para explorar más.
Pasando por el espacio, llegamos al otro lado de la fábrica, y entramos en una área llena de oficinas. Pasamos por un café/zona de recreación y llegamos en un espacio que contenía unos generadores alrededor de una escalera central. Decidí que los escalones de concreta nos podían soportar, pero mi duda fue que si la planta de arriba nos soportaría – especialmente tras ver la falla estructural del otro lado de la fábrica.
En fin subimos a un ático usado para almacenamiento. Este espacio era uno de los más interesantes de la fábrica por la cantidad de moldes que se habían guardado en las vigas. Unas barras de metal se veían entre los moldes volcados, y así deduje que una vez los moldes se guardaban en estantes, aprovechando el espacio compacto.
Luego continuamos más por el laberinto de espacios más pequeños. Pasamos por unas bolsas de polvos no identificados, talleres destrozados y una cabina que contenía un calendario mostrando los primeros meses del 2003.
Pronto nos encontramos explorando la colección de edificios más pequeños en el fondo de la fábrica. Estos espacios eran más pequeños, más oscuros y más escalofriantes que la fábrica principal, y la inquietud que me provocaron hizo que se me olvidó sacar fotos. Tendrás que usar tu imaginación para visualizar los rincones oscuros de los vestuarios abandonados…
Por la inquietud y el hambre que sentíamos, decidimos poner fin a las exploraciones. Volviendo al coche, me recuerdo como hablábamos de lo que nos gusta pasar las vacaciones haciendo cosas así en vez de las actividades típicas que se hacen durante el verano. ¡Siempre me apunto a las experiencias alternativas!