20.03.22 — Diario
Andando por La Pedriza
Publiqué mi última entrada de blog en tiempo récord, ¡pero esta vez voy batiendo récords de tardanza! Han sido unas semanas locas, pero de eso hablaré más en próximas entradas, así que hoy os traigo tan solo una pequeña actualización con alguna que otra foto bonita.
Hace ya un mes entero fui con tres compañeras a la sierra de Madrid para pasar el día caminando por La Pedriza. He subido allí unas cuantas veces desde que lo descubrí con unas amigas en el 2018, nunca falla en ofrecer una oportunidad para escaparse de la vida loca de la ciudad entre los panoramas impresionantes que se pueden ver.
Esta vuelta también tenía el fin de demostrarme a mí mismo que uno de mis propósitos para el 2022, específicamente mi meta de andar 10.000 pasos al día, estaba teniendo efecto alguno. Al costarme la vida hacer unos paseos bastante fáciles durante la Navidad en Reino Unido, decidí que ya era hora de ser más activo, así que este día por las montañas también supuso para mí una oportunidad de ver que tal iba la cosa. ¡Me alegro decir que no me costaba nada!
Empezamos con un viaje en autobús a Manzanares El Real, donde pillamos un poco de picoteo (saludable, por supuesto) antes de subir la carretera que nos llevaba al comienzo de la vuelta que daríamos por la sierra. Nos lo pasamos muy bien por el camino, ¡con la perspectiva de una cerveza fresquita animándonos por el camino!
Justo después de sacarnos este selfie a los cuatro, encontré un palo guay, lo cual acabé utilizando como un apoyo al andar / accesorio de moda que me hacía parecer Rafiki del Rey León. Lástima que esto no me duró mucho, porque acabé olvidándome de recogerlo tras dejarlo fuera del bar en el que nos tomamos una cerveza y unas croquetas recién fritas.
Al acabar la comida, esperamos en la cola penosamente larga para ir al baño, durante lo cual me encontré con un gato amable cuya foto incluyo debajo. Más allá que prestar atención en el paisaje que nos rodeaba, pasábamos las horas hablando un poco de todo – desde temas mundiales profundos hasta los proyectos en los que habíamos estado trabajando juntos.
Desde allí seguimos tirando con una energía renovada gracias a la fritanga y el valle bonito en el cual nos encontramos pasando. Yo llevaba encima mi abrigo amarillo voluminoso que contenía una botella de agua pesada, lo cual no venía muy bien a la hora de intentar navegar los pendientes precarios del valle…
Una vez de vuelta a la civilización acabamos la última parte del viaje con la poca energía que nos quedaba. El viaje de vuelta a la ciudad en autobús luego siempre presenta la tentación de echar una siesta rápida, pero logré aguantarme. ¡Tenía cosas que hacer al llegar a casa!
Con más que 24.000 pasos completados, diría yo que el viaje por La Pedriza fue todo un éxito. Menos mal que hice algunos pasos de más ese día, ya que el resto de la semana fue bastante ocupada y me dejó sin suficiente tiempo como para llegar a mi objetivo de 10.000 pasos diarios.
Pero de eso trataré más en mi próxima entrada de blog. Por ahora, os dejo con esta foto excelente de Julia, Inés y yo, haciendo como si fuéramos tres mujeres de California que se juntan para caminar por su suburbio soleado…