21.01.19 — Diario

Vagando por mi pueblo

Mis padres me dejaron para pasar unos días en Murcia la semana pasada, así que pasé el rato entreteniéndome a mí mismo. Eso me permitió sentarme y finalizar la programación de mi nueva web, pero supe que no podía pasar el día entero frente la pantalla, así que una tarde salí para vagar un poco mientras el sol se ponía.

Además había encontrado una antigua cámara de película, y contuvo una película de la que solo se había medio usado. Llevo más que un año sin usar dicha cámara, así que la llevé conmigo durante un viaje a otro pueblo hace unas semanas. Después de eso destrocé la película en su totalidad: se me había olvidado cómo se usa y abrí la puerta posterior sin enrollar la película entera.

Después de aquello desastre, decidí animarme por sacar la cámara otra vez y usar las 24 fotografías de la película a la vez. Eso lo hice durante mi camino, así que esta entrada de blog está salpicada con fotos sacadas en mi cámara Praktica y de mi móvil. Como ves, el primer par de fotos que saqué en la Praktica incluyen unas fugas de luz que me molan…

Una vez había salido de mi pueblo, Worsthorne, un caballo me atrajo porque estaba asomando su cabeza por la puerta de su campo. Usualmente no soy muy fan de los caballos –me dan un poco de miedo– pero aquello parecía amable y no se acobardó cuándo me acerqué. Se puso a levantarse la cabeza, sin embargo, cuando le acaricié, mostrando sus dientes. Eso me permitió tomar unas selfies graciosas cuando hice yo lo mismo…

Los dos mostramos nuestras perlas blancas.

También intenté sacar unas fotos en la cámara de película cuando dejé al caballo, pero las dos me han salido muy extrañas. La primera se sobrexpuso y la segunda se expuso bien pero es totalmente azul por una razón fuera de mi control que no entiendo muy bien. Si me puedes explicar el por qué esto me ha pasado, ¡avísame por favor!

Luego seguí vagando hacía el pueblo vecino de Hurstwood, y saqué una foto de una oveja inquisitiva en el camino. Una vez más, la calina azul misteriosa apareció, esta vez bisecando la imagen en una sección oscura y una más clara.

Una vez había puesto mi vida en peligro al bajar por un terraplén mojado y fangoso, crucé un puente sobre la confluencia de dos ríos. Allí saque unas fotos más, y mi cámara decidió de repente que iba a dejar la calina azul en la mitad de una de las fotos.

Después de ser perseguido por unos patos agresivos, mandé unos vídeos a unos amigos para mostrarles la diferencia entre mi vida actual y la que viví en las grandes ciudades a las que me he acostumbrado. El sol había empezado a ponerse, y tuve que darme un poco de prisa para no acabar andando en la oscuridad y el frío de la noche.

Las ultimas dos fotos que saqué en la cámara de película son de la vista más rara de la zona. Al caminar por una de las calles, se presenta una vista a la izquierda que parece completamente falsa: un campo liso y ondulado, bordeado por un muro de piedra y salpicado por unos árboles.

Tomé dos fotos de la escena usando dos combinaciones distintas de ajustes en la cámara. La primera foto representa la escena con más precisión, pero la calina rosada que se creó en la segundo me gusta mucho.

Tras sacar aquellas fotos, la película en la cámara se acabó y supe que era hora de volverme a casa. Todo esto pasó la semana pasada, claro, pero hoy por la mañana tuve la oportunidad de ir a Burnley para recoger las fotos desarrolladas.

Lo que queda de esta semana lo pasaré con mi hermana que acaba de volver de Sheffield, así que puede que yo tenga unas novedades más tarde en la semana. También tengo una noticia muy emocionante que compartir el finde que viene – ¡mantente al tanto aquí para no perdértelo!